Cuando un tico va manejando– ojalá en hora pico, en medio de una presa– y un carro se le cola en su carril, la reacción del conductor, al que se le restó menos de medio segundo en su tiempo de llegada, es enérgica: a veces, aparte del pitazo de rigor, el malestar puede ir acompañado de una ofensa verbal (gritada o en bajito, usted sabrá).
La indisposición, malestar, insultos y palabras soeces que en vivo escuchamos en calles, oficinas y estadios, las podemos encontrar multiplicadas en las redes sociales, plataformas digitales en las que los usuarios sienten que están protegidos bajo un escudo y asumen contar con la libertad de despotricar contra quienes dicen algo con lo que ellos no están de acuerdo. En la calle el madrazo llega directo al destinatario, aunque pocas veces esto le da oportunidad de contestar. En redes sociales, menos.
En el periodo comprendido entre el 10 de noviembre del 2017 y el 9 de noviembre del 2018, cerca de 55.000 de las palabras más usadas por costarricenses en conversaciones directas en cuentas de Facebook (públicas) y en Twitter (sin filtro de seguridad), fueron las consideradas “malas palabras”, en las que aparecen casi todos los improperios que usted se pueda imaginar, ello según un estudio realizado por la agencia de comunicación estratégica CAC Porter Novelli que analizó “bullying, amenazas e insultos digitales en redes sociales”.
Los ataques en redes sociales no son un mal exclusivo de nuestro país. Basta con visitar páginas internacionales para ver la misma conducta: si algo desagrada, muchos externan su malestar mediante la ofensa y la ridiculización.
Dentro del ejercicio hecho por CAC Porter Novelli se analizó el impacto de la nota de La Nación: Édgar Mora sobre presiones de sindicalistas a huelguistas: ‘Me parece abominable que recurran a la mentira y al chantaje’. Esta noticia, compartida en el Facebook de Nacion.com, el 5 de noviembre anterior, recibió 255 comentarios. Mediante el motor de inteligencia artificial IBM Watson, esta agencia presenta el contexto de los comentarios y las emociones que reflejan.
En poco más del 31% de los comentarios “los usuarios acusan al ministro de Educación de ‘inepto’ o de ‘mentiroso’. Algunas de las palabras que mas aparecen para referirse a Edgar Mora son: incapaz, incompetente y falta de credibilidad”, indica el análisis.
Casi un 26% de los comentarios hacen cuestionamientos a los maestros del país. “Varios usuarios creen que los educadores solo buscan ganar más tiempo para tener vacaciones. Otros piden a educadores 'no ceder' ante presiones”.
Un 22% de los 255 comentarios se refieren a los sindicatos. El contexto tiene que ver con críticas hacia esas organizaciones y los acusan de “vagos y vividores”, entre otros adjetivos.
Un 11.38% de los comentarios hablan alrededor de “renuncia”: solicitan al ministro que deje su puesto. Por su parte, casi un 10% comentan acerca de “derecho” y reclaman la posibilidad de poder hacer huelgas contra el gobierno al que llaman “corrupto”.
“Aquí podemos ver el tema de los ticos desahogándose en las noticias. En este caso el desahogo se traduce en ataque”, dijo Óscar Solano Brenes, director digital regional de Porter Novelli.
En esta nota también se analizaron las emociones de los usuarios que comentaron. Enojo (48.59%), sarcasmo (13.88%), tristeza (12.91%), burla (6.07%), temor (7.27%), emoción (6.4%) y aburrimiento (4.88%) fueron las reacciones que el motor de inteligencia artificial detectó.
A finales de 2016, un estudio elaborado para el diario El País de España por el Instituto para la Integración de América Latina (INTAL), arrojó que Costa Rica es el segundo país latinoamericano que más usa redes sociales. La información mostró que un 78% de ticos hacen uso de las redes, mayoritariamente Facebook y WhatsApp, seguidos por Twitter e Instagram.
LEA MÁS: Desbocados en redes sociales: ¿Cómo defenderse de los ataques?
Despotriquemos
Es probable que usted, en caso de que sea usuario de redes sociales, haya visto comentarios similares a los que le mostramos u otros aun más pasados de tono. Lo cierto es que a cada segundo Facebook y Twitter arden en polémicas que enfrentan a sus usuarios (doble puntaje si tienen relación con política, fútbol o religión).
Pero, ¿por qué no resulta tan fácil llenar nuestros posts con burlas, ofensas, calumnias e incluso amenazas?
Óscar Solano Brenes lo explica.
“Se da por una razón. La comunicación digital y perfiles sociales le dieron a la gente un escudo y sienten que ‘puedo tirar y no tengo a la persona física de frente’. Hay un doble rol de comportamiento social: pasa de plano físico a digital (...). En redes sociales es como tirar la piedra y esconderse porque sabés que no se te va a devolver de manera directa. Si se hace por llamada directa o mensajes el contacto es más cercano y el tiempo para que la persona que está siendo ofendida se entere, es más corto”, explicó Solano, quien cuenta con doce años dedicado a la comunicación digital.
“Las redes sociales tienen el componente de que nos dan un arma cargada que se puede disparar y nadie me va a llegar a reclamar”, añade.
El especialista en materia digital afirma que los usuarios de las redes sociales sienten que tienen un tipo de megáfono y que por ello, despotrican contra otros sin contemplación.
“Si despotrico de frente la reacción va a ser inmediata. Si lo hago digitalmente, no”, explica.
Otra de las razones a las que Solano atribuye estos comportamientos es que las leyes no avanzaron tan rápido como el medio digital.
“Nuestros aparatos legales no nos dan herramientas para defendernos (de los ataques cibernéticos)”. La gente se vale de ese tipo de aspectos como escudo. Yo puedo tratar mal a alguien y esconderme detrás”, asegura (Ver nota secundaria sobre medidas legales contra las ofensas en redes sociales).
Atrévase... digitalmente
¿Realmente las redes hacen sentir a los usuarios con una coraza protectora? El capítulo Las redes sociales de la nueva serie adolescente Obra de tu mente, de Netflix, nos muestra que sí.
Dos páneles de jóvenes ven un video con la actuación musical de una chica y deben opinar al respecto, uno de modo público y el otro anónimo. Los votos que se hacen de frente no son tan drásticos; en el caso de los que se emiten sin nombre sí están cargados de notas bajas, además de ofensas y burlas. Cuando a los votantes secretos se les sorprende con el pedido de leer sus comentarios frente a la artista, algunos modifican las calificaciones y ninguno es capaz de realizar los duros ataques cara a cara.
“Como es anónimo piensas que puedes decir lo que quieras sin consecuencias. No te afectará, pero puede que hagas sentir muy mal a alguien”, reflexiona uno de los participantes. “Cuando estás detrás de una pantalla, creo que el filtro es totalmente distinto”, añade otro. “Lo que dices en Internet a veces conlleva otro sentido que en la vida real y sale lastimada una persona real con sentimientos reales”, apuntó el tercero.
Amaryllis Quirós Ramírez, psicóloga, profesora de la Universidad de Costa Rica e investigadora en temas asociados a tecnologías de la información y a la comunicación del ciclo vital, explica que en lo virtual hay “otro yo invisible y eso me permite sacar otro esquema, decir cosas que no me atrevería a decir frente a frente”.
“Los esquemas de comunicación (física y digital) son diferentes. El digital es un esquema mediante imágenes, iconos, de forma escrita o puede ser de forma verbal, pero no hay barrera y todo se va directo. La persona no necesariamente medita o piensa lo que dice, lo deja salir en carrera. En ese sentido pueden emerger burlas, ironías, discriminación, descalificación”, explica la psicóloga.
Agrega que el acceso a Internet ha cambiado la forma de comunicarse de las personas, pues la comunicación está mediada por un dispositivo (celular, tableta, computadora) y luego por una red social. Si tengo un aparato mediador “yo no estoy escribiendo o hablando a la otra persona”, dice.
“(...) La gente se mueve desde lo que siente y no de lo que piensa. No hay filtros. En vez de articular algo, es directamente decir lo que siento, porque no se lo digo cara a cara. También pasa que se siente respaldado por otros cuando se viraliza (en caso de un post o cuando se reciben muchas reacciones en un comentarios): hay empoderamiento y va tomando más fuerza.
Emerge una cierta parte del individuo que es diferente a lo que la persona haría en comunicación interpersonal. No quiero decir aquí que una persona es una cuando se comunica en redes y es otra cuando se comunica cara a cara, no estoy hablando de esa dualidad. Pero que las redes me permiten tomar ese empoderamiento y hacer ese tipo de cosas, sí. Tiene que ver con el efecto masivo que tiene la viralización”.
Acerca de las malas consecuencias que ataques cibernéticos pueden causar, la psicóloga enfatiza en los usuarios más jóvenes, quienes llegan a ser víctimas de bullying cibernético en la que se lesiona la imagen y “muchos adolescentes no ven salida”.
En el 2016 un joven de 18 años se disparó en el pecho frente a su familia luego de sufrir por varios meses burlas y ataques en redes sociales por tener sobrepeso, informó CNN.
El acoso cibernético tan despiadado fue confirmado por su hermana, quien aseguró que algunas personas abrían cuentas de Facebook falsas desde las que le llamaban “gordo y feo”.
–Como psicóloga y experta digital, ¿cuál es el uso adecuado de las redes sociales que usted recomienda?
Siempre tener cuidado de qué se publica en las redes sociales, en este caso no dar muchos datos personales, tener cuidado con las fotos que se publican, tener conciencia de que Internet no es ámbito privado, sino público, recordar que lo que está ahí permanece (…).
Hay gente que en redes busca lo que no tiene en su vida social, en ese sentido se expone directamente.
–¿Hay que educarse en cuanto a protección pero también en lo que vamos a emitir?
–En ambas vías. Lo que uno debe indicar es que debe de haber una educación en términos de ciberseguridad y también sobre cómo usar las tecnologías en apoyo a una cultura de paz y no para arrastrar todo lo que arrastramos como sujetos en el mundo social físico. Así como hay violencia (en la vida real) eso no se tiene que trasladarse a las redes, porque allí está el agravante de que no hay barreras ni filtros.
El brazo de la ley
El Código Penal de Costa Rica explica que las injurias son ofensas contra la dignidad o el decoro de una persona, ya sea emitidas personalmente o en un medio de comunicación. Esta falta se agrava si la ofensa se emite en público.
En el caso de la difamación, se entiende como el delito de deshonrar o propalar “especies idóneas” para afectar la reputación de alguien.
El abogado Carlos Tiffer, doctor en derecho penal, afirma que los delitos contra el honor, en los que entran las manifestaciones injuriosas, calumniosas y difamatorias que se hagan en redes sociales son de carácter penal.
Tiffer asegura que lo que se escriba en redes sociales debe de considerarse como si se hubiera dicho en un medio de comunicación tradicional.
“Ha habido casos, condenas y retractaciones en diferentes casos donde se han denunciado ofensas en redes sociales. Está el caso del odontólogo contra la diputada, ella interpuso acción penal en contra de la persona que usó redes para manifestar lo que ella consideró opiniones injuriosas y calumniosas”.
Si una persona siente que está siendo injuriada o calumniada por un usuario en redes sociales puede presentar una demanda. Sin embargo, Tiffer explicó que los delitos contra el honor son de acción privada, lo que quiere decir que para proceder se requiere contratar un abogado.
“Para cualquier demanda o denuncia que quiera hacer por esos delitos se requiere contratación de abogado, se representa a través de la querella y se hace con patrocinio letrado”, advirtió.
Un caso reciente
El 8 de agosto, una diputada costarricense acudió con su abogado a los tribunales de San José para presentar una demanda contra un odontólogo del Hospital San Juan de Dios, quien días antes la insultó mediante un posteo en la red social Facebook. La legisladora pedía como compensación a la lesión de su honor la suma de ¢40 millones.
Tras el respectivo escándalo nacional, el 7 de octubre el especialista médico publicó una retractación en La Nación por las palabras expresadas en “perjuicio del honor de la diputada”.
El odontólogo dijo en su campo pagado que “me retracto de todos los hechos descritos en la acusación particular expresados en perjuicio del honor de la diputada, difundidos por la red social Facebook”.
Con dicha publicación, que había sido solicitada por la ofendida, el demandado evitó ir a juicio.
Si bien el odontólogo reconoció hace unos meses que fue “un error insultar a la diputada en redes sociales”, señaló que lo hizo en su perfil personal y que borró el mensaje minutos después de publicarlo.
“Si no hubiera sido porque alguien lo hizo viral, esto nunca se hubiera sabido”, dijo. Sin embargo, en el actual ecosistema digital tal aspiración es imposible.
Si luego de conocer más a fondo el comportamiento de usuarios en redes sociales, de lo que pueden generar los comentarios ofensivos, difamatorios o injuriosos y de las consecuencias que se pueden llegar a enfrentar, usted tiene literalmente en sus manos la potestad de elegir si llena su teclado de veneno digital.