Los $14 mil millones que acumuló en su momento como el narcotraficante más poderoso del planeta no le sirven de nada en la pequeña y aislada celda de una cárcel de Manhattan, pues a sus 61 años, debe soportar jaquecas, vómitos diarios y hasta fuertes dolores de muelas; sus hijas gemelas son sus únicas visitas mensuales y se ven a través de un vidrio. Este lunes, en medio de surrealistas sucesos, arrancó en Nueva York lo que podría llamarse el padre de todos los juicios… o de todos los circos. El capo narco mexicano Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo” Guzmán, durante años el hombre más buscado por Estados Unidos, vive su peor pesadilla tras las rejas de una prisión neoyorquina: está siendo juzgado desde este lunes en una corte federal de Brooklyn y puede ser sentenciado a cadena perpetua.
Encarcelado desde hace casi dos años en Manhattan en casi total aislamiento, no puede ver a su joven esposa Emma Coronel ni a ningún familiar salvo a sus hijas mellizas de siete años, y solo a través de un vidrio.
Con el cabello cortado al ras, sin bigote y vestido con un traje de presidiario azul, El “Chapo” , de 61 años y poco más de 1,60 m de altura, ha perdido mucho de su aura de implacable jefe narco, y espera su juicio “tan esperanzado como puede estarlo”, según su abogado Jeffrey Lichtman.
Según información de la agencia AFP, el acusado ha bajado de peso, asegura tener problemas de salud y en varias audiencias en la corte federal de Brooklyn apenas se ha escuchado su voz, ya que el juez no le permite hablar en la sala.
“Sufro de dolores de cabeza todos los días. Vomito casi todos los días. No me han arreglado dos muelas y me duelen mucho”, se quejó en su única comunicación directa con el juez Brian Cogan, una carta enviada en febrero. “Es una tortura de 24 horas cada día”, agregó.
En una carta enviada en octubre a la prensa mexicana, Mariel Colón, parte de su defensa aseguró que las condiciones en que vive su cliente “son críticas, ya que ha estado en régimen de aislamiento durante casi dos años, encerrado 23 horas al día. Su celda no tiene ventanas, por lo que no recibe aire fresco y no puede salir a ver el sol”.
“Si no está muy frío, hace demasiado calor en la celda", escribió el supuesto responsable de traficar más de 155 toneladas de cocaína a Estados Unidos, además de múltiples toneladas de heroína, metanfetaminas y marihuana a lo largo de 25 años.
Tras casi dos años de permanecer detenido, el pequeño pero temido jefe narco mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán está siendo juzgado desde este lunes en Nueva York bajo medidas de máxima seguridad.
Durante el proceso, que se extenderá durante más de cuatro meses, el jurado deberá decidir si Guzmán Loera , considerado el mayor narcotraficante del mundo tras la muerte del colombiano Pablo Escobar, es culpable o no de 11 delitos de tráfico y distribución de droga, posesión de armas y lavado de dinero.
Su condena puede acarrearle la cadena perpetua.
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El juez de Brooklyn Brian Cogan y abogados de ambas partes escogieron a puertas cerradas, desde este lunes, a los 12 jurados que decidirán la suerte de El Chapo. Sus nombres se mantendrán en el anonimato y serán escoltados por alguaciles cada día a la Corte. Tendrán un salario de $50 diarios.
Extraditado desde México en enero de 2017 –el día antes de la investidura de Donald Trump–, El "Chapo” es acusado de liderar entre 1989 y 2014 el despiadado cartel de Sinaloa, al que fundó y tornó en “la mayor organización de tráfico de droga del mundo”, según la acusación.
Siempre según AFP, la fiscalía, que prepara el caso desde hace años, asegura que el acusado se embolsó al menos 14.000 millones de dólares durante sus dos décadas de apogeo en el mundo de la mafia.
El “Chapo” se declara inocente, pero el gobierno ha presentado montañas de evidencia en su contra, tanta que la defensa dice que no tiene tiempo de revisarla: más de 300.000 páginas de documentos y al menos 117.000 grabaciones de audio, más centenares de fotos y videos.
Su extradición y su juicio son un gran triunfo para el gobierno estadounidense, que nunca consiguió extraditar y juzgar a Escobar, el exjefe del cártel de Medellín que murió en una operación policial en 1993. ¿Pero a qué precio?
El cartel de Sinaloa fundado en 1989 por Joaquín Guzmán sigue siendo muy potente, su coacusado Ismael “El Mayo” Zambada continúa prófugo y la violencia del narcotráfico no ceja en México, que tuvo un récord de casi 29.000 homicidios intencionales en 2017. En Estados Unidos, el consumo de opiáceos se ha tornado una epidemia que en 2016 mató a un promedio de 174 personas por día.
“¿Podrá esto impedir que una libra más de cocaína llegue a Estados Unidos? Probablemente no. La máquina sigue girando”, estimó Rob Heroy, un abogado de Carolina del Norte que en el pasado defendió a otro capo narco mexicano.
Juicio con visos de filme... o de circo
Este lunes, por primera vez en casi dos años, Joaquín “El Chapo” Guzmán no vistió su ropa de presidiario. En el día del inicio oficial de su juicio en Estados Unidos, en la sala 8D de la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, al capo le pusieron traje oscuro, camisa blanca –el cuello y las solapas anchas, desabotonado al estilo Elvis– y zapatos y cinturón cafés.
El enviado especial de El Universal de México, Víctor Sancho, realizó una detallada crónica de lo ocurrido.
Tras meses de espera, la primera jornada arrancó con la selección del jurado, y "El Chapo” estuvo presente en la sala, a escasos tres metros de los potenciales encargados de dictar sentencia sobre su culpabilidad o no de 11 delitos de narcotráfico, pertenencia a banda armada y lavado de dinero.
Desde su extradición a Estados Unidos, el capo no había estado tanto tiempo seguido fuera de las instalaciones de la cárcel de máxima seguridad de Mahhattan, donde está recluido en régimen de aislamiento. Las casi siete horas las pasó siguiendo el procedimiento con cierto interés, intercambiando mensajes y notas con el único de sus abogados que habla español, Eduardo Balarezo. Uno de ellos terminó en carcajada, una de las pocas muecas que hizo “El Chapo” en la jornada.
A todas luces, en la corte era un día importante. Grupos de oficiales armados con rifles se paseaban por las salas, brigadas caninas olían los pasillos, los controles de seguridad parecían más estrictos que de costumbre.
La enormidad del caso hace que toda precaución sea poca, estima Sancho. El procedimiento de selección de jurado, normalmente abierto al público es hermético: en la sala solo hay tres abogados por lado, el juez Brian Cogan, traductores, estenógrafos, una decena de agentes de seguridad y cinco periodistas. Todos ellos, únicos testigos de cómo se están eligiendo las 12 personas (y seis suplentes) que juzgarán a “El Chapo”.
Uno a uno van entrando los potenciales jurados a la sala para la entrevista final. Nadie sabe sus nombres, sus profesiones ni dónde viven: su identificación es un número que llevan en la solapa, escrito a mano en un adhesivo blanco.
Ahí se les pregunta sobre su conocimiento de español, cuánto saben del caso en cuestión, su posición sobre la legalización de las drogas, cuánto impedimento (especialmente financiero) sería dedicar cuatro meses de su vida a juzgar a “El Chapo”, si tienen algún sesgo en favor de la policía o si creerían a los testigos protegidos que cooperan con el gobierno.
Del centenar de personas llamadas a la última fase de selección, el lunes solo dio tiempo de pasar a 45. De éstas, 17 fueron descartadas, por diversas razones. Dos mujeres fueron excusadas tras confesar tener miedo. “Leí que su familia irá por los jurados y sus familias”, dijo una de ellas.
Casi ninguno miró a “El Chapo” de frente, estaban más pendientes de las preguntas de Cogan. El acusado tampoco les prestaba atención.
Pasaron personajes de todo tipo. Desde un autodenominado imitador oficial de Michael Jackson, a quien se le prohibió hacer el moonwalk (a pesar de la petición de los abogados de la defensa), hasta un hombre que dijo que el nombre de “El Chapo” le sonaba porque una tienda de su barrio tenía un sándwich con ese nombre.
William Purpura, abogado del sinaloense, propició el que iba a ser el momento más jocoso de la jornada, y preguntó si el bocadillo llevaba “salchicha de Bolonia”, un fiambre barato parecido a la mortadela que, no por casualidad, es el que se sirve a los presos en EE.U.
El potencial jurado respondió con total seriedad: “es un bagel con queso crema, salmón ahumado, alcaparras y algo de picante. “No sé por qué se llama ‘El Chapo’ pero es delicioso” sentenció ante la carcajada general. El sinaloense, sin embargo, no hizo ninguna mueca. Cero gracia.
Otro potencial jurado era un hombre nacido en Medellín, Colombia --la ciudad del narcotraficante Pablo Escobar--, quien aseguró que vive en Estados Unidos hace 20 años. “Hay mucho narcoterrorismo en mi país”, dijo ese hombre, cuyo padre miraba “narconovelas”.
La elección del jurado ha sido una tarea titánica y rocambolesca. Si ya lo del imitador de Michael Jackson o de un mexicano utrafanático de Donald Trump habían llamado la atención, entre otras historias algo pintorescas, este martes el nativo de Medellín citado antes causó –cuando menos– sorpresa y se convirtió en una de las noticias del día en el juicio, al solicitar lo impensable: un autógrafo del Chapo.
Este hombre había indicado el lunes en la corte que conocía de narcoterrorismo por haber nacido en Medellín, la ciudad del exjefe narco colombiano Pablo Escobar, y que le gustaban las series de crímenes, pero que esto no le afectaría a la hora de decidir su veredicto.
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Pero vino la conmoción: tras su interrogatorio, preguntó a un guardia de la corte si era posible conseguir un autógrafo de “El Chapo”, durante años el hombre más buscado por Estados Unidos tras la muerte de Osama Bin Laden, y el mayor narco extraditado y juzgado en este país. Entonces se armó el barullo en la sala. Un fiscal del gobierno pidió descartarlo por estar “enamorado” de “El Chapo”. El abogado de la defensa Jeffrey Lichtman intentó infructuosamente que el juez lo retuviera, y el juez decidió entonces interrogarlo nuevamente.
"¿Por qué pidió un autógrafo del acusado?", le preguntó. "Porque soy un poco su fan", respondió el hombre, que fue entonces eliminado de la lista de potenciales jurados.
“El Chapo” , que vestía este martes un traje negro, camisa azul esta vez abotonada hasta el último botón y corbata escocesa en tonos azules, pareció sorprendido, y una gran sonrisa cruzó su rostro.
Otro de los descartados confesó haber incumplido las normas de la corte de no informarse del caso y haber leído el perfil de Guzmán en Wikipedia. Muchos dijeron haber visto la serie Narcos, entre ellos una joven de rasgos asiáticos, que declaró que tras ver los episodios “honestamente las imágenes aparecerían en mi mente, y pensaría en ‘El Chapo’. Fue descartada.
Una mujer de mediana edad afirmó que conoció el nombre de “el Chapo” por su presunta relación con la actriz mexicana Kate del Castillo, de quien veía novelas con su abuela. Otra, quien dijo hablar español, señaló que solo sabía de Guzmán que fue extraditado a Estados Unidos y que celebró una fiesta de cumpleaños, en referencia a la que recientemente realizó para sus gemelas con la muñeca Barbie como tema central, y que fue reseñada por algunos medios mexicanos y estadounidenses.
Entre el lunes y el martes hubo un seguimiento de algunos de estos casos: otras tres personas dijeron temer por su vida y fueron descartadas este martes, lo mismo que ocurrió el lunes con dos mujeres.
El juez aseguró que una de ellas le dijo llorando sin parar que su madre le había dicho que, si era jurado, deberían mudarse y buscar una nueva casa. Otra de estas personas buscó en Google “El Chapo matar jurado” y dijo que halló una historia en la que este prometía que no lo haría.
"Incluso esa afirmación me dejó bastante ansiosa", sostuvo antes de ser eliminada.
También fue descartado un potencial jurado que tuvo un ataque de pánico y fue trasladado al hospital, el imitador de Michael Jackson por temor a que sea identificado –aunque el lunes el juez había dicho que no había riesgo mayor, pues existen muchos imitadores del astro del rock–, y el hombre al que le gusta el sándwich llamado “El Chapo” dio marcha atrás en su intención de integrar el panel, pues argumentó que en el restaurante que vende ese sándwich algún sicario del Chapo podría seguir la pista ahí.
Los casi 30 aprobados todavía no han sido seleccionados de forma oficial, y se está a la espera de cuándo se les va a anunciar que formarán parte del jurado de Guzmán Loera.
Tras siete horas de preguntas, el cansancio hizo mella y se decidió posponer hasta este martes, con la esperanza de que, al buen ritmo de selección que llevan, puedan terminar este martes. Sea así o no, las opiniones inaugurales del proceso no se escucharán hasta el 13 de noviembre.
La pobreza, el paraíso, la debacle
Joaquín Archivaldo Guzmán Loera nació el 4 de abril de 1957 en una familia humilde en La Tuna, una pequeña población rural de Badiraguato, en el pobre y violento estado de Sinaloa en el noroeste de México, y solo cursó hasta tercer año de escuela, según apostilla una breve reseña biográfica publicada por AFP.
En la única entrevista que ha concedido en su vida, contó al actor estadounidense Sean Penn en el famoso encuentro clandestino, en octubre de 2015 que de niño vendía naranjas, refrescos y caramelos para ayudar a su familia, que era “muy pobre”. Su mamá vendía pan para ganar un poco más de dinero.
Pero debido a "la falta de oportunidades" en el pueblo, a los 15 años ya cultivaba y vendía marihuana y amapola, un negocio floreciente en su modesto pueblo agrícola.
De adolescente, fue reclutado por el jefe del cartel de Guadalajara, Miguel Ángel Félix Gallardo, y cuando este fue arrestado en 1989, fundó con tres socios el cartel de Sinaloa, que creció de forma meteórica hasta convertirse en el mayor del mundo y conquistar miles de miembros.
Con el correr del tiempo, se tornaría en el narcotraficante más buscado del planeta, acusado de enviar drogas desde Latinoamérica a Estados Unidos, Europa y Asia.
Se burló una y otra vez de las autoridades en un interminable juego del gato y el ratón, traficando drogas por aire, tierra y mar, incluso a través de decenas de túneles en la frontera con Estados Unidos.
Su leyenda no hizo más que crecer y se convirtió en parte del folclor mexicano, sus hazañas fueron reflejadas incluso en varios “narcocorridos”. La prestigiosa revista Forbes reconoció su éxito financiero, y hasta 2013 lo incluyó durante varios años en su famosa lista de multimillonarios, estimando para entonces su fortuna en mil millones de dólares. Hoy se habla de que logró amasar, en los años siguientes, unos 14 mil millones de dólares.
Eso sí, a Joaquín Guzmán Loera las autoridades de México y Estados Unidos no le han encontrado la fortuna que se ha dicho que posee. La Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) reconoce que no ha sido fácil hallar las propiedades y recursos del capo, actualmente encarcelado en Nueva York. “Estados Unidos hoy todavía no le encuentra un dólar a ‘El Chapo’”, dijo recientemente el procurador Raúl Cervantes a Televisa. “No utilizaba el sistema financiero por lo que se ve, nosotros le habíamos encontrado muy pocos activos, pero el Departamento del Tesoro no los ha encontrado”.
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“Yo suministro más heroína , metanfetaminas, cocaína y marihuana que cualquiera en el mundo”, se jactó entre tragos de tequila frente a Sean Penn, según el relato del actor en la revista Rolling Stone... una declaración que, como veremos más adelante, podría convertirse en la prueba maestra de la Fiscalía contra el propio “Chapo”. De todas maneras, es conocido que, a la postre, fue el encuentro del mafioso con los actores lo que propició el origen de su captura postrera.
Aunque en su estado de Sinaloa cultivó una imagen de Robin Hood, haciendo muchas obras sociales para la población local, “El Chapo” era considerado despiadado con rivales y traidores. Entre el enorme legajo de acusaciones con que cuentan las autoridades estadounidenses están al menos 33 homicidios, pero estos no serán llevados a juicio por la demora que podría implicar demostrar su autoría en cada uno. La gran preocupación del sistema judicial estadounidense es que el proceso se convierta en un juicio sin fin, por lo cual incluso seleccionaron 11 de 17 delitos originales por los que iba a ser juzgado. Van contra él con los casos “mejor amarrados”, pues incluso con solo resultar culpable de uno de los 11 casos, ya podría implicarle cadena perpetua.
De vuelta a tiempos pasados, pronto “El Chapo” se granjeó enemigos por montones.
Se salvó por un pelo de morir en un atentado en mayo de 1993 en el aeropuerto de Guadalajara, donde murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, al parecer confundido con el jefe narco porque viajaba en un coche de la misma marca.
Narco enamoradizo
Las cosas se le complicaron desde entonces y fue detenido por primera vez en junio de ese año en Guatemala, y trasladado a una prisión mexicana.
Pero consiguió fugarse ocho años después, en 2001, cuando huyó escondido en un carrito de ropa sucia.
Volvió a ser arrestado en febrero de 2014, cuando estaba con su esposa Emma y sus mellizas en Mazatlán, en Sinaloa. Los agentes federales que viajaron con él durante su traslado hacia la Ciudad de México en aquella ocasión, lo describieron como un hombre “tranquilo y respetuoso”, así como “carismático, franco y con un acento norteño muy marcado”, que respetaba a sus enemigos cuando eran caballeros y despreciaba a quienes consideraba “rateros mugrosos”.
Luego, nuevamente consiguió escaparse 14 meses después, por un túnel de 1,5 km cavado bajo el desagüe de la ducha de su celda, por el cual huyó en una motocicleta adaptada para circular sobre rieles. Aquella segunda fuga conmocionó al planeta, por el calibre de su audacia, y dejó en ridículo total al gobierno mexicano.
Las autoridades dicen que su debilidad por las mujeres es la que, a la postre, le ha costado sus capturas. Mejor dicho, después de hacer lo más difícil y hasta lo imposible para evadirse, ha recaído en todos los casos, cuando hay una mujer de por medio. Fue el caso de su relación con la actriz mexicana Kate del Castillo, con quien intercambió sugestivos mensajes y quien arregló la cita entre “El Chapo” y Penn con el fin de que el actor entrevistara al fugitivo para la revista Rolling Stone, fue lo que llevó a su localización y detención final en enero de 2016, hasta su extradición un año después a Estados Unidos.
Y es que el encuentro con la pareja de actores no solo precipitó su captura, sino que podría tener una implicación de por vida para el narcotraficante, pues según ha declarado a la prensa Mike Vigil, el exagente de la DEA que persiguió a Guzmán durante años, en el video que le realizó Sean Penn está la prueba más contundente que podría llevar al Chapo a cadena perpetua pues, en el audiovisual que fue difundido por la revista Rolling Stone, él mismo se está acusando de haber estado involucrado en el mundo de las drogas desde que tenía 15 años, que el consumo de estupefacientes destruye y que su posible detención no terminaría con el tráfico de sustancias ilícitas.
En lo que fue la primera entrevista que Joaquín El Chapo brindó en su vida, dejó clara su participación en el mundo de la mafia cuando dijo frases como “Yo trafico más heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana que nadie en el mundo" o “tengo una flota de submarinos, aviones, camiones y botes”.
Guzmán se casó al menos tres veces, y tiene varios hijos, incluidos dos varones a quien Estados Unidos acusa de tener roles significativos en el cartel de Sinaloa. Otro hijo, Edgar, fue asesinado de un disparo en 2008.
Testigos en la mira
De acuerdo con un reportaje de la agencia AP, los fiscales dicen que Guzmán tenía la costumbre de ordenar el asesinato de cualquiera que se le cruzara en el camino en su época de capo indiscutido del Cartel de Sinaloa.
Ahora se le están cruzando una cantidad de testigos que sobrevivieron a la era de violencia y que se esperan ofrezcan detalles de la forma brutal en que mantuvo el poder durante 20 años en el despiadado mundo del narcotráfico. Los abogados del Chapo afirman que los testigos son los verdaderos malandrines y que no se puede confiar en su testimonio.
Los nombres de estos testigos, la mayoría de los cuales están presos, han sido tachados en los documentos del caso. Los fiscales dicen que es imperioso proteger sus identidades porque su cooperación seguramente generará las iras de un cartel vengativo. De acuerdo con los documentos, algunos están siendo alojados en celdas especiales y otros se acogieron a programas de protección de testigos.
La lista de personas que pueden asomarse como testigos es larga. Dos posibilidades llamativas son los mellizos Pedro y Margarito Flores, traficantes que operaban en Chicago e hicieron negocios con el Chapo antes de ser arrestados en el 2008. Ambos aceptaron cooperar y grabaron conversaciones con el Chapo sobre el tamaño de los cargamentos a ser enviados en barcos y aviones.
En una grabación, una voz identificada como la del Chapo pregunta: “¿Cuánto puedes vender en un mes?” .
Los hermanos pagaron un precio muy caro por haberse dado vuelta: Los fiscales dicen que su padre fue asesinado en el 2009 en México por sicarios del cartel.
Seguridad máxima
En las vistas previas al juicio se observó agentes de la policía federal fuertemente armados y perros que detectan bombas patrullando los alrededores del juzgado. Todo aquel que quisiese asistir por un motivo u otro a las vistas debía pasar por un detector de metales en la entrada del edificio y nuevamente en la entrada del juzgado.
El juez aceptó un pedido de los fiscales de que no se dé a conocer la identidad de los jurados, una medida típica de los casos que involucran a mafiosos o terroristas, en los que puede haber intimidación de jurados.
A los potenciales jurados no se les oculta la naturaleza del juicio. Los jurados serán escoltados por agentes al entrar y salir del juzgado y no estarán a la vista del público durante las sesiones. Los fiscales dijeron que el cartel de Guzmán “emplea sicarios que han cometido cientos de actos de violencia, incluidos asesinatos, agresiones y secuestros” .
Cuando Guzmán fue traído a Nueva York, las autoridades decidieron que debían tenerlo bajo un régimen de aislamiento en un pabellón de alta seguridad de una cárcel federal de Manhattan por donde han pasado conocidos terroristas y mafiosos.
Se tomó en cuenta el hecho de que el Chapo daba instrucciones desde adentro de los penales y la espectacularidad de sus dos fugas anteriores, en especial, de la segunda.
Un dilema logístico para las autoridades: El caso está siendo juzgado en un tribunal de Brooklyn... del otro lado del East River (río del Este) .
En las vistas preliminares, se cerró el acceso al puente de Brooklyn cada vez que Guzmán tenía que ser trasladado al juzgado, en una caravana que incluía un equipo SWAT y una ambulancia, vigilados desde arriba por helicópteros.
El juez opinó que hacer lo mismo en un juicio que se estima puede durar cuatro meses sería una pesadilla logística y una gran incomodidad para los neoyorquinos. Dijo que habrá cambios, pero no reveló cuáles.
Se especula que se habilitó una celda especial para el Chapo adentro del tribunal de Brooklyn para que pase las noches durante el juicio.
“Fenómeno pop”, dice el juez
“En algunos aspectos, este caso no tiene precedentes; la cantidad de atención pública ha sido extraordinaria”, sostuvo el juez Brian Cogan la semana pasada en una decisión sobre la reserva en que se escogerá el jurado.
Diversos medios locales e internacionales han seguido las comparecencias de Guzmán en la corte de Nueva York.
“Basta decir que no hay muchos casos cuyas acusaciones se dramatizan en producciones populares de televisión y podcasts antes que el juicio haya siquiera comenzado”, agregó.
Esto se debe a los delitos atribuidos al Chapo y al aura de todopoderoso que lo rodeó hasta que lo capturaron por tercera vez en enero de 2016, rastreado tras recibir a los actores Kate del Castillo y Sean Penn.
“No se trata simplemente de que sea un criminal o que la guerra contra las drogas sea un punto importante de disputa política”, explica Umbach, quien puntualizó sin ambages que “(Guzmán) es un ícono de la cultura pop”, según declaró a BBC Mundo.
Finalmente, este miércoles fueron elegidos los 12 testigos que decidirán el destino final de “El Chapo”. Se trata de siete mujeres y cinco hombres de grupos raciales muy diversos. Mientras se esperan los alegatos iniciales para el próximo 13 de noviembre, cuando arranque el proceso en la Corte Federal de Brooklyn, “El Chapo” pidió el miércoles al juez que preside su proceso que tenga un “gesto humanitario” y le permita abrazar a su joven esposa Emma Coronel el martes próximo, cuando comience realmente el juicio.
“El Chapo” desea dar a su esposa “un saludo breve y momentáneo que incluya quizás un abrazo el martes 13 de noviembre, antes del inicio de los argumentos de apertura” de la fiscalía y la defensa, escribió al juez Brian Cogan la abogada Mariel Colón. “Puede ser un breve abrazo en la corte delante de todo el mundo, separados por la barrera. El proceso total no llevaría más que un par de segundos”, precisó.
Joaquín Guzmán Loera no ha tenido autorización para que su esposa lo visite, ni siquiera se le ha permitido hablar con ella por teléfono desde su extradición, hace casi dos años.
Habrá que ver si el hombre de los 14 mil millones de dólares, logra la clemencia del juez y pueda lograr un abrazo de dos segundos con su esposa.