Quién diría que el volcán Tenorio, chato y silencioso macizo de la cordillera de Guanacaste, sería un gigante seductor. Es bello, al punto de que es capaz de inspirar tiernas, apasionadas y conflictivas historias de amor.
Son las 6 a. m. y tras una infaltable taza de café la estadounidense Erica Ridley ya está al frente de su teclado. Divisa el coloso volcánico por su ventana, se extasía con el verde que lo flanquea y, de repente, entra en una especie de trance artístico.
Ridley suspira y se teletransporta a un singular y sofisticado mundo, ubicado varias décadas atrás. En ese instante Erica, en su rol de escritora de novelas románticas de época, ya no está en la finca de macadamia que un día adoptó como hogar.
Su cuerpo está en Nuevo Arenal, en Tilarán, pero su mente entre vestidos largos con hombreras, hombres espigados y elegantes guantes de seda. En su texto, quizá, una atractiva y explosiva pareja se mira con deseo profundo, mientras en el patio de su casa un escandaloso congo aúlla de forma casual.
Siete años han pasado desde que Ridley –autora top de ventas según listados de New York Times y USA Today – se refugió en suelo tico para exportar al mundo las seductoras creaciones de su intelecto.
“Nunca estuvo en mis planes. Pero bueno, vine, pasó el tiempo y digo que no planeo irme nunca”, dijo Ridley, una joven de piel trigueña, herencia de un padre afroamericano y una madre blanca.
Oriunda de Indiana, un día la perspicaz escritora quiso ‘echarle el hombro’ a una amiga y todo terminó en un vuelco total de vida.
“El papá de una amiga mía fue el fundador de la famosa finca de macadamia, que existe en Nuevo Arenal. Cuando su padre murió ella quiso rescatar la propiedad y convertirla en un negocio de alquiler. Requería ayuda, pues era un lugar grande y de caro mantenimiento”, recordó.
“Para eso necesitaba que alguien le ayudara con el diseño de un sitio web. Entonces vine y tengo que decir que me enamoré del país de una sola vez, fue mágico”, añadió con un tierno y algunas veces ‘agringado’ tono de voz.
Eso sucedió hace 15 años. En ese entonces Ridley trabajaba en el área de negocios y programación, por lo que era perfecta para la tarea encomendada. Años antes sus padres –quienes creían que se moriría de hambre dedicándose a ‘la loca idea’ de escribir–, le habían suplicado una y otra vez estudiar algo de “verdad”.
La carrera de Negocios Internacionales terminó siendo ‘la solución’.
“Fueron años oscuros. No escribí nada. ¿Qué gané graduándome de esa carrera?”, se cuestiona Ridley en un segundo de silencio.
“Pues creo que préstamos horribles que tuve que sacar para estudiar”, se autoresponde entre sonoras risas.
Más hace una pausa y reflexiona. Piensa que gracias a los ahorros que consiguió trabajando y la libertad de su oficio como programadora, pudo aventurarse y comenzar su idilio literario con Costa Rica.
Pasada la temporada laboral que pactó con su amiga, una Ridley enamorada del país y convencida de que su vocación eran las letras, volvió año tras año a Nuevo Arenal. Con el tiempo, y mientras estrechaba lazos con la gente de aquel pueblo, nada la pudo separar de su santuario tilaranense.
En el 2012, cuenta Ridley, se mudó de una buena vez a la finca de macadamia.
“En un momento supe que debía vivir acá. El verde de las montañas, el volcán y la neblina que aparece de vez en cuando me inspiran. Me encanta, me da paz. Decidí entonces vender mi casa en Estados Unidos y venirme definitivamente”, explicó emocionada.
Echando raíces compró un lote en Nuevo Arenal, justo donde próximamente sueña construir una casa con balcón. Así, Ridley se establecería en el mismo paraje que la inspiró a escribir Charmed, el primer manuscrito con que en el 2006 logró dar un paso grande en el competitivo mundo de la literatura: conseguir un agente de ventas en Estados Unidos.
Charmed no fue una novela romántica, más bien se trató de una historia convencional cuyos dos primeros capítulos del libro se desarrollan en las cercanías de la laguna de Arenal.
“El agente editorial no pudo vender esa novela, pero fue el primer intento. Luego, escribí otra novela y esa sí pudo publicarse y venderse muy bien”, recordó.
Too Wicked To Kiss se llamó ese libro. Una historia gótica, pero romántica.
Gótica porque se desarrolla en un entorno misterioso, en el que la protagonista se encuentra muy sola, en peligro, y sin saber en quién confiar. Romántica porque también es un relato de amor, con final feliz.
Escrito en inglés, Too Wicked To Kiss se publicó en el 2010 y fue traducido a varios idiomas –ruso, italiano e indonesio–. La versión en inglés vendió poco más de 30.000 ejemplares.
Fue el inicio del éxito, pero aún faltaba lo mejor.
Sueños y triunfos.
Erica Ridley era apenas una niña cuando comenzó sentir un cariño desmesurado por los libros y los relatos.
Iba a la escuela con un cuaderno bajo el brazo, en cuyos renglones plasmaba los primeros cuentos que se le venían a la cabeza. Incluso, obras de teatro.
“Jugaba a eso. Escribía el texto y le decía a mis amigos que dramatizaran lo que yo escribía. Les decía: ‘tu eres fulanito y tu fulanita’, y así comenzaba el drama. Seguro eran malísimas las historias, pero en los recreos eso era muy cómico”, recordó.
Luego, imaginándose que cuando fuera grande se convertiría en periodista, se inventó una especie de diario noticioso en la escuela y formó parte de otro más formal en el colegio.
Incluso –siendo una preadolescente– tuvo la oportunidad de asistir a un programa llamado Conferencia para escritores jóvenes, donde compartiendo con otros chicos y maestros de la literatura se le encendió una luz.
“Esa vez yo me dije: ‘yo creo que esto es algo que yo podría dedicarme a hacer’. Aunque claro, mis padres siempre intentaron desviarme de esa idea”, confesó.
Luego llegó la U, la carrera “de verdad” y el “trabajo serio”. Nada bastó. Desde chiquilla Erica Ridley siempre quiso ser la próxima Stephen King y si quería lograrlo tendría que hacer algún quiebre en su vida.
En ese tiempo, lo de escribir novelas románticas, no era algo que considerara.
“Pero pasa que cuando salí de la U quise escribir e intentar meterme en la industria. Sin embargo, no me fue nada fácil entrar en los círculos editoriales, pues necesitaba un agente literario y toda la cosa”, comentó.
Pero un día Erica se topó con la organización Romance Writers of America (RWA), una asociación que ofrecía talleres, capacitaciones y asociaciones para escritores no publicados.
En RWA Erica solo pretendía aprender del negocio y pulir un poco más sus textos. Sin embargo, por azares del destino, acabó consiguiendo un agente de ventas allí y, posteriormente, se super conectó con el género que le había abierto las puertas.
Tanto ha sido su involucramiento con RWA que el pasado 19 de julio fue invitada a presentar la gala de los premios RITA, considerados los Óscars de la novela romántica en Estados Unidos.
Como debía ser fue a la gala con un vestido de época, confeccionado orgullosamente por una costurera tilaranense.
Pero, ¿porqué Ridley como presentadora de los RITA? Su currículum es la respuesta.
Luego de las experiencias con Charmed y Too Wicked to Kiss, Erica no ha parado de producir novelas.
En 2011 y 2012 escribió dos libros para el sello editorial Kensington, la más grande organización de material independiente en EE. UU.
“Pero el éxito me encontró en el 2014. Ese año, por primera vez, logré entrar dentro de la lista de los bestseller de USA Today y obtener el puesto #9 de New York Times”, recordó con orgullo.
Lo hizo con The Duke’s Accidental Wife, el último libro de una serie de novelas que la ha dado a conocer en muchos países: Dukes of War.
The Duke’s Accidental Wife vendió más de 16.000 ejemplares solo en la primera semana de publicación. A la fecha, Ridley ha logrado vender unos 45.000 ejemplares de la obra.
“Eso es que lo que se hasta ahora, pues los números me llegan bastante después de la venta. Entonces creo que el número es más grande”, agregó.
Pero como Ridley sabe algo de marketing y es buena para los negocios, antes de triunfar con The Duke’s Accidental Wife utilizó una muy buena estrategia para ir formando su público. La primera novela de la serie Dukes of War fue colgada de forma gratuita en Internet.
Con el título de The Viscount’s Christmas Temptation, la obra fue descargada más de 350.000 veces y rápidamente los lectores comenzaron a reconocer el talento único de Erica.
Por tal motivo el segundo libro de la serie, The Earl’s Defiant Wallflower –que sí fue de pago–, logró vender más de 40.000 ejemplares.
En el mundo angloparlante cerca del 40% de las novelas de ficción que se venden son románticas, por lo que de entrada Ridley lleva las de ganar en el singular género.
“Al final no escribí al estilo de Stephen King, pero el escribir gótico en mis inicios, con un poco de misterio, me ha ayudado a que en mis novelas románticas pueda crear la sensación de que todo puede pasar y eso le ha gustado muchos a mis lectores. Transfiero todo eso al romance y ha funcionado”, reflexiona Ridley.
“También hay mucho optimismo en mis textos. Los lectores se pueden reír hasta en los momentos no tan buenos. Eso gusta mucho”, agrega.
Además, a Erica le va mucho mejor en el negocio desde que decidió no trabajar con editoriales ni intermediarios. Ella misma se gestiona la venta de sus obras por medio de su página web y plataformas como Amazon, iTunes y Google Play.
“Sí, se vive muy bien de esto. Realmente es muy bueno como negocio”, reconoció sin tapujos Ridley, quien como anécdota cuenta que su madre ahora sí cree en lo que hace su hija.
“Hasta el hecho de que me viniera a vivir a Costa Rica le generaba dudas. Es gracioso, la primera vez que vino a visitarme me dijo: ‘hija, si no me quedo todo el mes, como quedamos, y me devuelvo a la semana no lo tomes mal’. Pero al final se quedó seis semanas y volvió otra vez el mismo año”, recordó.
“Le encantó, ahora viene todos los años y hasta tiene amigas que hablan español. Ahora sí, creo, se siente orgullosa de lo que hago”, añade entre risas la escritora.
Anfitriona de lujo.
No solo su mamá ha quedado prendida del país. Ridley se ha convertido en una especie de puente entre Estados Unidos y Costa Rica, una anfitriona cuyo testimonio de vida ya impactó a otros de sus coterráneos.
Varios de sus amigos, que como sus invitados han conocido suelo tico, han decidido residir aquí.
“Incluso una amiga escritora vino y dijo: ‘me quedó’, ahora vive en playa Flamingo. Luego, una pareja ya se decidió y a partir del próximo año residirá acá”, cuenta feliz de poder mostrar el sitio donde ahora convive.
Le ha tomado tanto cariño a Costa Rica que cuando se le pregunta sobre su futuro en la literatura no menciona vender un relato suyo para una película de Hollywood, sino más bien dos nobles proyectos: impulsar una biblioteca en Nuevo Arenal y organizar una comunidad de escritores en el país.
“Cuando yo era niña no teníamos mucho dinero. Recuerdo que mi mamá me llevaba a la biblioteca y yo me leía mucho libros y se convirtió en mi diversión. Causó un gran impacto en mi vida y quisiera que pasara lo mismo acá, con programas y oportunidades para niños y adultos”, confiesa.
Con respecto a la comunidad de escritores, conocer a otros colegas de Costa Rica y hacer sinergias para crecer juntos es el sueño de Ridley.
“En Estados Unidos las comunidades se reúnen cada mes para mejorar y eso me hace mucha falta. La idea es ayudarnos, pero también buscar la forma de facilitar al lector el conocimiento y la compra de nuestros propios libros”, finalizó.
A todas luces Ridley es una mujer sensible, pero extremadamente ‘poderosa’. En sus novelas, de hecho, suelen representarse féminas que saben bien lo que quieren, no aceptan que nadie les señale su camino y construyen su destino por voluntad e insistencia propia.
Se trata de pequeñas ‘Erica Ridley’ impactando lectores en todo el mundo, dejando lecciones de lucha e independencia muy similares a la de su carismática creadora.
Todo eso con una radiante sonrisa, desde su bello y sencillo refugio tilaranense.
Si desea más información sobre esta escritora, puede visitar el sitio web: www.ericaridley.com