El calendario marcaba los años 50, momento en el que Christian Dior proponía un “modelo para viajes” –saco de blusa abombada y una original bufanda sujeta por un cinturón de cuero–, mientras que Jacques Fath para Joseph Halpert prefería recomendar un sencillo cinturón de charol, vistosos botones negros y un lazo de tafeta al cuello.
Las propuestas de ambos diseñadores franceses se plasmaron en las páginas de un joven periódico costarricense, específicamente en la primera edición del suplemento Hablemos del hogar y de la moda –inserto del grupo editorial Condé Nast (creador de la popular revista Vogue)–, que publicó con regularidad La Nación por esos años.
La publicación se sumergía en tópicos que despertara el interés de la población femenina. La moda era infaltable… ropa, cabello y accesorios fueron protagonistas de artículos que retrataban lo que yacía en el guardarropa del “primer mundo” y en el de alguna que otra fulana en Tiquicia.
Este producto impregnaba de frescura la lectura de la época por su diseño e informaciones, sin vislumbrar que, con el tiempo, se convertiría en el eslabón más antiguo de la historia de los suplementos de su estilo que La Nación ha incorporado como parte de su propuesta editorial dirigida todo tipo de públicos.
Hoy, la moda ocupa un espacio semanal en el suplemento De Compras (DC), el cual acompaña a los lectores de La Nación que tiene debilidad por hacer shopping .
Sin duda, De Compras es uno de los “hijos” (editorialmente hablando) de aquel inserto cincuentero.
Desde que DC realizó su primera publicación, en 1983, ha servido como plataforma para retratar la moda del costarricense, vista con el ojo de un equipo periodístico que, con los años, ha profesionalizado la manera de presentar las tendencias de vestuario y el estilo de vida.
No involucrar a expertos en styling , maquillaje y cabello, producción, diseño, iluminación y modelos, entre otros, en una sesión fotográfica de DC hoy día resulta impensable. Basta con detenerse a leer la caja de créditos del suplemento para comprobar que detrás de cualquier imagen queda enmarcado el aporte de varios especialistas que buscan mostrar de manera impecable cada outfit o nuevo producto que hará el deleite de los compradores.
DC , que en sus inicios se publicaba bajo el nombre de Suplemento de Compras con La Nación , es una de las publicaciones más dinámicas del diario, ya que responde a las diferentes temporadas, mezclando la información editorial con la comercial y, a la vez, proporcionándole al lector una guía práctica para hacer sus compras.
“Como es un catálogo de productos, en los que priva la novedad y las tendencias, en los últimos años hemos fortalecido un equipo que trabaja profesionalmente en la estética de lo que presentamos. La parte visual es tan importante como el contenido”, comenta Marcela Quirós, actual editora de DC .
No obstante, dedicar estas líneas a exaltar los atributos de DC para seducir a los lectores que muestran afinidad por el consumo de la moda y, aún más, hacer un salto histórico de un producto de los años 50 para hacer referencia a él resulta injusto.
A través de sus 70 años, La Nación ha impulsado varios productos editoriales que han contribuido a darle forma a lo que hoy es concebido como producción de moda para llegar a satisfacer el interés de grupos diversos de lectores. Aunque, en la actualidad, la oferta editorial del país ha crecido en la materia, en estas líneas hablamos de proyectos que abrieron camino en épocas donde solo las revistas internacionales sumaban experiencia.
Bocanada editorial
A mediados de los años 70, y como lo ha hecho en varias ocasiones a lo largo de su trayectoria, La Nación realizó una revisión de sus productos editoriales con el fin de atender a sus lectores.
Este fue el banderazo de salida para la publicación de varios suplementos nuevos, entre ellos, Hogar de hoy . Rocío Fernández, actual directora general del Museo Nacional, fue coordinadora editorial de este producto algunos años.
Específicamente, en 1976, esta vitrina informativa dedicó una sección a la moda de los colores vivos, los estampados geométricos y las gafas de sol XXL, propuestas muy emblemáticas de la década de los 70.
Hogar de hoy fue un suplemento que se publicó los sábados y, no solo hablaba de moda, sino de salud, pediatría, recreación y usos y costumbres de la población femenina, principalmente.
“Los suplementos que salieron a la luz buscaban ser innovadores visualmente, en diseño y fotografía. La oferta informativa era balanceada al perfil de la época, no era transgresor, ya que siempre se mantuvo en el marco de la tradición de La Nación ”, explica Rocío, quien estuvo a cargo del suplemento alrededor de cinco años.
El recurso humano destinado a los suplementos era escaso, por lo que la mayor carga de contenido recaía en la pluma de Rocío y algunos colaboradores, entre los que figuraron Pilar Cisneros, Josette Alvarado de Exprúa y Doris Falconer.
“Las fuentes nacionales en el tema de la moda eran escasas. La mayoría de las informaciones debían ser resueltas con material de agencias internacionales de noticias al igual que las fotografías. La oferta de modistos y propuestas para el buen vestir era limitada. Costa Rica era muy aldeana en ese tema”, recuerda Fernández.
Vigente
Luego de varios años en circulación, Hogar de hoy es sujeto de nuevos ajustes en el contenido editorial del periódico; fue así como llegó el ya mencionado Suplemento de Compras con La Nación . Si bien, en sus primeras ediciones predominaban los anunciantes que ofrecían sus productos y servicios, el contenido editorial empieza a gestar cambios notorios en la presentación de las tendencias de moda.
En la mayoría de los casos, los maniquíes se convirtieron en el medio para exhibir las prendas que querían ser lucidas y fue hasta mediados de los 90 cuando esporádicamente algunos “modelos improvisados” posaron tímidamente frente a la cámara para mostrar vestidos de baño de Tant Sport que costaban ¢2.800, camisas Levis tipo polo de ¢3.675 o shorts de mezclilla Levis en ¢3.000.
“Algunos estudios de mercado indicaron que las personas afines a este tipo de publicaciones preferían leer menos y disfrutaban más ver imágenes. Como siempre nos interesó ser un producto de servicio, respondimos a esa necesidad”, comentó Lilliana Mora, editora de De Compras de 1992 al 2005.
Durante este lapso, el auge publicitario y la acogida de los nuevos suplementos por parte de los lectores permitieron publicar algunas ediciones hasta con 80 páginas de foliaje, por ejemplo, para un especial del Día de la Madre.
“Empezó a existir una demanda por conocer qué tipo de moda se vendía en el país y eso coincidió con el aumento en el foliaje del suplemento, lo que nos obligó a mejorar la producción de las fotografías de moda”, recordó Robert E. Lee, editor de De Compras , del 2005 al 2007.
Para Lee, los cambios implicaron el rediseño del producto y el desarrollo de especiales para Nacion.com, que evidenció el creciente interés de otros públicos por la oferta informativa.
Como parte de la constante búsqueda de productos para satisfacer cada vez más a públicos diversos, en el 2000, La Nación lanzó al mercado la revista Moda, publicación trimestral desarrollada por el mismo equipo de Suplementos.
“El objetivo fue darle un formato que, en ese momento, solo utilizaba las publicaciones internacionales. La publicación abarcó temas de estilo de vida”, explicó Cynthia Briceño, redactora de Suplementos de La Nación , de 1999 al 2007, y quien formó parte de este proyecto.
La revista se publicó en tamaño tabloide, en papel cuché (de principio a fin) y contó, por primera vez, con la figura de un productor de moda (Christian Bulgarelli) y un fotógrafo con experiencia en el tema (Carlos Charpentier), con la intención de procurar una línea gráfica constante.
“ Moda era un publicación aspiracional. Tuvimos un gran punto a favor: la planificación que permitía tener un concepto visual más elaborado. Incluso, se hacían maquetas con las ideas que se querían plasmar en cada imagen y se realizaba scouting de locaciones”, recordó Cynthia.
Las páginas de Moda mostraban en sus fotografías prendas utilizadas por figuras que tenían experiencia ante la cámara como el ahora nutricionista Mario Carballo (Míster Costa Rica Internacional 1998), la exreina de belleza Gabriela Aguilar (Miss Costa Rica 1997) y la exmodelo y expresentadora Priscilla Barrantes.
“El casting de modelos se hacía con gente que ya figuraba en agencias de publicidad, ya que no había mucha oferta de academias como en la actualidad”, agregó.
El proyecto se publicó por año y medio y dejó abierta la puerta para que De Compras continuará su ascenso hacia la profesionalización de la producción de moda, con un equipo más experimentado.