Será como ver una intensa y dramática película. Cuando la Reina Isabel II dé su último suspiro, Londres se detendrá por unos segundos, en el Palacio de Buckingham habrá un silencio efímero y cientos de protocolos echarán a andar como en locas secuencias fílmicas.
Habrá tristeza, sin duda, ni tampoco tiempo que perder en el Palacio Real.
Desde el 2017, sorprendiendo al mundo por el detalle de su revelación, el diario británico The Guardian destapó el plan secreto que seguirá el Palacio cuando la soberana más longeva del mundo muera.
Se llama London Bridge is Down y, es simplemente, un protocolo digno de cualquier ficción. Hasta el nombre tiene su gracia, pues no compararlo con la famosa canción infantil –London Bridge is Falling– es imposible.
Como todos los periodistas del mundo procurarán tener la primicia de su muerte y las nuevas tecnologías amenazan con romper toda norma real en cuanto a la impactante noticia, en los círculos de la corona están seguros que nunca fue tan necesario un plan así.
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Así las cosas, en el instante que la monarca de 92 años –que vale decir goza hoy de buena salud y una activa agenda pública– cierre sus ojos para siempre, los británicos no lo sospecharán... aún. Da igual que el trance haya sucedido en la tarde, en la noche o en la madrugada. La gente seguirá en sus rutinas, mientras un triste y detallado ritual habría prendido ya sus primeras velitas.
Como es de esperarse, los que de primera mano conocerán la noticia serán los empleados del palacio, que en pos de que ningún tipo de información se filtre llevan años ensayando lo que van a hacer ese lúgubre día.
En primera instancia le tocará al médico personal de la Reina confirmar su deceso. Su opinión experta activará el interruptor y ya nadie más podrá detener el proceso.
El segundo en saberlo todo será el secretario de la reina, Edward Young. Él tomará el mensaje, lo guardará para sí y se dirigirá de inmediato al teléfono. Tiene la obligación de utilizar una línea celosamente resguardada para pasar la ‘mala nueva’ a Theresa May, la primera ministra del Reino Unido.
Con la frase “London Bridge is down”, como clave, la primera ministra se dará por enterada. May, en el papel político más importante del Reino Unido, sabrá del deceso incluso antes que el resto de la familia real.
Luego se acabará el secretismo y se hará el anuncio al público. Es un paso delicado, con la salvedad de que ya existe un medio comprometido a blindar el mensaje y liberarlo a la hora indicada.
Durante muchos años, según The Guardian, la BBC de Londres fue informada sobre la muertes reales de primero. Sin embargo, por ahora, su monopolio se ha acabado.
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Esta vez, la nota luctosa será un anuncio exclusivo de la Press Association, la agencia de noticias más importante del Reino Unido. Un boletín, que posiblemente ya está previamente escrito, será el que recorrerá cada rincón del orbe y pondrá en alerta a medios nacionales e internacionales.
Pero el importante boletín no saldrá solo. Un acto simbólico terminará por resellar la noticia.
“En el mismo instante (que sale el boletín), un lacayo en ropa de luto saldrá de una puerta del Palacio de Buckingham. Cruzará el piso color rosa que pasa al frente del lugar y fijará un detalle negro en las puertas”, detalló The Guardian.
“Mientras lo hace, el sitio web del palacio se transformará en una sola página sombría, mostrando el texto sobre un fondo oscuro”, agrega el diario inglés.
Pero la BBC no está fuera del juego. En su sala de redacción se activará el Rats (Radio Alert Transmission System), una sirena especial que en época de la Guerra Fría fue diseñada para alertar por posibles ataques a infraestructura de la nación.
“La mayoría del personal solo lo ha visto en acción en pruebas y muchos otros nunca lo han visto funcionar”, explica el diario inglés.
“–Siempre que hay un ruido extraño en la sala de redacción alguien siempre se pregunta: ¿Son las Rats?–, Porque no sabemos cómo suena–”, confesó un periodista al mismo rotativo.
Ya a esta altura ¡es oficial!, la Reina Isabell II ha muerto y lo sabe el orbe.
Es hora de que los medios echen mano a los obituarios preredactados, que los periodistas británicos hagan realidad sus simulacros “de muerte real” y que las radios londinenses cambien su música por una apropiada para el triste momento: una alarma azul que parpadea en su cabina, los alertará.
Días de luto
El pasado 28 de junio, la Reina Isabel II se ausentó de un servicio religioso por problemas de salud.
El Palacio de de Buckingham informó que la soberana prefirió guardar reposo y perderse la celebración del 200.º aniversario de la Orden de San Miguel y San Jorge, tal y como estaba previsto. Por las mismas razones el 9 de julio también faltó al bautizo de su bisnieto, el hijo de Guillermo y Catalina, los duques de Cambridge.
Al parecer no fue nada grave, pero medios internacionales lanzaron el rumor que los ensayos del London Bridge is Down se han intensificado. Quizá solo por precaución, pero son señas de que el plan va en serio, sobre todo porque nada de lo narrado terminará con el anuncio de su muerte. Luego de que el mundo lamente la noticia vendrá el luto y todo el protocolo que conlleva.
Conocido el deceso de Isabel II, el Reino Unido estará de luto durante 12 días. La bandera ondeará a media asta y la bolsa de Londres cerrará durante el funeral de la Reina, que se realizará al cuarto día de conocida su muerte.
El Parlamento del Reino Unido, conocido también como el Palacio de Westminster, será el lugar elegido para el último adiós. Finalmente se pasaría a la Abadía de Westminster, para una ceremonia religiosa que oficiaría Justin Welby, arzobispo de Canterbury.
La BBC, por su parte, será el medio elegido para transmitir en pleno las honras fúnebres. Durante el largo duelo suspenderá toda su programación habitual, destacando entre sus principales cambios que por largo tiempo no habrá ningún tipo de comedias programadas en su parrilla.
¿Y dónde descansarán sus restos mortales?
Se cree que la Capilla de San Jorge, ubicada en el Castillo de Windsor, será su última morada. Allí descansa su madre, Isabel Bowes-Lyon, y su padre, el rey Jorge VI.
La sucesión
Cuando Isabel II parta de este mundo, un solo hombre tiene la potestad de ponerse la corona: se trata de su hijo mayor, el príncipe Carlos.
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El polémico viudo de la recordada princesa Diana asumiría de inmediato el trono, aunque faltaría una ceremonia oficial para confirmarlo como soberano.
Según diversas encuestas los británicos, todavía encariñados con Diana de Gales, no estarían muy contentos con idea. ¿Camilla Parker como reina? “Ni hablar”, expresó un 55% de los plebeyos según una encuesta del Daily Mail.
Pero ni modo, así está establecido. La única posibilidad de que Carlos –de 69 años– no se ponga la corona es que abdique, lo que significaría que el título de Rey lo tomaría su hijo mayor, el príncipe Guillermo, de 36.
En esa etapa del proceso lo que al principio fue película se tornará más bien en una novela. Un melodrama que, en todo caso, no pasará antes de que la Reina muera y deje un vacío difícil de llenar en el gran trono.
Es así. Se dice que después de la Reina Isabel II nada será igual en Gran Bretaña. Para The Guardian, la muerte de la soberana sepultará una época de gloria marcada por el triunfo británico en la II Guerra Mundial.
“Un destacado historiador (...), que no quiso ser nombrado, enfatizó que será la despedida más significativa de todas . –Oh, ella obtendrá todo. Muchos nos dijeron que el funeral de Wiston Churchill fue el réquiem de Gran Bretaña como gran potencia. Pero en realidad, terminará cuando ella se vaya”, finalizó la sentida publicación del diario.