“Queremos justicia, queremos que todos los responsables de la muerte de cinco personas sean llevados a los tribunales y que ahí se decida si son culpables o no.
“Cuando nosotros llegamos a Costa Rica, después de que nos informaron de lo ocurrido, nos dimos cuenta que no fue un accidente, sino un acto criminal que definitivamente pudo ser evitado”.
De esa forma resumió Javier Caso, padre de Jorge, uno de los cuatro muchachos estadounidenses que fallecieron el pasado 20 de octubre tras el vuelco de tres balsas en el río Naranjo, en Naranjito de Londres de Quepos, Puntarenas, el sentir que tiene a un mes de la tragedia.
Ese día, un grupo de 14 muchachos practicaba rafting en la zona y, pese a que en la zona no llovía, el mal tiempo imperaba en la zona de los Santos, desde donde se alimenta la afluente del río, que para el momento del rescate de los sobrevivientes se encontraba crecido.
Caso asegura que el periodo de duelo lo han “quemado” tratando de exigir a las autoridades costarricenses respuestas ante lo sucedido y recalca que su intención y la de los otros padres de las víctimas mortales es que emergencias de este tipo no se repitan.
“Hemos quemado un periodo de duelo que en algún momento vamos a pagar por no haber respetado este tiempo, pero yo estoy luchando por la justicia de mi hijo, para que otras familias no sufran lo que estamos sufriendo nosotros y, al parecer, a las autoridades de este país no les importa”, manifestó Caso.
El hombre detalló que luego de varios intentos para conversar con representantes del Ministerio de Turismo, de Salud y de la Cámara Nacional de Turismo, obtuvieron algunas respuestas; sin embargo, estas no llenan las expectativas que tenían, ya que considera que el primer paso es que el Gobierno reconozca que “hay serios problemas en la fiscalización de las actividades de turismo de aventura” y que eso debe corregirse.
“Nosotros queremos es expresar nuestras preocupaciones con respecto al turismo de aventura y no es nada en contra de Costa Rica, pero los costarricenses no merecen las autoridades que los representan. Es nuestra responsabilidad evitar que otras familias pasen por el dolor que nosotros tenemos, que es para toda la vida”, explicó Caso.
Tanto Caso como Ernesto Sierra, padre de otro de los fallecidos, aseguran que Dios y sus hijos son quienes les dan fuerza para seguir adelante y luchar porque se haga justicia.
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‘Mi hijo está muerto por un miserable dinero’
Sierra contó este miércoles por la tarde que Ernesto era hijo único y que tanto su vida como la de su esposa giraban en torno de él, quien tenía 25 años.
“Todavía no nos hemos derrumbado, pero en algún momento lo vamos a hacer porque el dolor es muy grande. Cuando pedimos a las autoridades respuestas el dolor se transforma, pero cuando regresamos a Miami (Estados Unidos) el dolor es insoportable, todos los días nos levantamos y pensamos en lo que pasó”, precisó Sierra.
El hombre aseveró que el país no puede promover un turismo ecológico y sostenible si no cuida al ser humano y que eso no ha sido entendido por los jerarcas locales.
Asimismo, considera que lo sucedido es un evento catastrófico y que dedicará su vida entera a buscar justicia.
“Mi hijo está muerto por un miserable dinero, por una despreciable actitud de un grupo de ejecutivos (...). Yo no voy a tener un solo día de felicidad que sea igual que los 25 años que viví con mi hijo y eso se lo debo a la actitud criminal de un grupo de individuos y al vacío de poder y autoridad de un Gobierno” finalizó.
Además de Jorge Caso y Ernesto Sierra, en el accidente murieron Sergio Lorenzo, Andrés Denis y el costarricense Kevin Thompson Reid, 45 años.
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Los hechos
El pasado 20 de octubre, a las 11 a. m., un guía recogió a los turistas en una buseta, aparentemente contratada por una operadora de tours, y los llevó a la zona de Londres de Quepos.
A las 3 p. m. salieron de un embarcadero de balsas para practicar rafting y, según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), después de la segunda vuelta en el río Naranjo se volcaron las tres balsas.
Los extranjeros fallecidos tenían entre 25 y 35 años y llegaron a Costa Rica el 18 de octubre junto con otras personas para celebrar una despedida de soltero.
El día de los hechos, algunos sobrevivieron aferrándose a las embarcaciones y otros recibieron asistencia de un guía que los seguía en kayak.
Los cuerpos de los fallecidos fueron rescatados entre las 5 p. m. y las 8 p. m. de ese sábado y de acuerdo con las autoridades, en esa labor ayudaron cuerpos de rescate y operadores de rafting de la zona.
Un día después del siniestro, la ministra de Turismo, María Amalia Revelo, dijo que no se explicaba cómo los guías que dirigían el tour de rafting tomaron la “desafortunada” decisión de recorrer el río en las condiciones en que estaba.
“Las empresas de rafting son sumamente serias, tienen muchos años de recorrer los ríos en el país. Sabemos la calidad de los guías y la calidad de la empresas y lo que nos llama la atención y, sobre lo cual sí tenemos información, es que los guías sí eran experimentados, al menos uno había trabajado con otras empresas de mucho renombre en el país.
"No entendemos cómo entraron al río cuando estaban en esas condiciones de que podían llenarse o haber lluvias en las montañas, condiciones sobre las cuales la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) nos tuvo totalmente informados”, manifestó la funcionaria en aquel momento.