Las denuncias por seducción en línea a menores, mejor conocidas como grooming, pasaron de 96 casos en el 2016 a 186 en el 2017, e incluso se espera un alza para este 2018.
Las cifras constan en el más reciente “Informe de situación estado de la capacidad país para la prevención y respuesta de la explotación y abuso sexual en línea de la niñez”.
La investigación, realizada en conjunto por la Fundación Paniamor, el Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad de Costa Rica y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, demostró que las denuncias relacionadas con estas practicas han crecido de manera exponencial desde el 2013.
Soraya Long, consultora de Paniamor, explicó que no se encontró ningún factor determinante del por qué sucedió este aumento, ya que son estadísticas cuantitativas sobre el número de denuncias que recibieron el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y la Fiscalía durante ese lapso de tiempo.
Sin embargo, en las entrevistas realizadas a lo largo de la investigación, se determinó que muchas de esas conductas que afectan a adolescentes y jóvenes, especialmente, puede que no lleguen a denunciarse. Por ende, las cifras no necesariamente reflejan la realidad del problema.
Long comentó que no existe una sensibilización, un interés ni un conocimiento institucional en relación con este tipo de situaciones.
“El Mapeo (la investigación) lo que arroja es que el enfoque de protección es el que el país ha trabajado de manera más ardua, mientras que el enfoque de prevención se ha visto rezagado.
"Lo más importante para prevenir este tipo de situaciones, sería primero alertar, seguido de convertirlo en un tema de agenda país y por último, sensibilizar y difundir la existencia de la problemática”, agregó.
2018 no será diferente
La Unidad de Delitos Contra la Integridad, la Trata y el Tráfico de Personas del OIJ recibió de enero a setiembre de este año un total de 53 denuncias por seducción hacia personas menores de edad a través de medios electrónicos, así como 30 casos de difusión de pornografía en la que se veían afectadas personas menores de edad.
Según los especialistas en niñez, lo peligroso de la Internet es lo anónima que es. Entonces los pedófilos o pedrastras aprovechan esa condición de incógnito para hablar, hacer amistades y hasta encontrarse con los niños y jóvenes.
La supervisión y guía constante de los padres de familia o adultos responsables es vital para evitar que los chiquitos se pongan en peligro al utilizar redes sociales, teléfonos inteligentes u otras plataformas tecnológicas conectadas a la web.