Conexión Fútbol presenta un formato original de cantera propia que trae orden a la franja horaria más penosa para Repretel. Un programa con audiencia que sigue y participa en sus concursos, que lo mencionó durante el mundial como una alternativa a La Revista Mundialista de Teletica por su formato diferente, aunque no eran competencia directa.
Atrás queda la caterva audiovisual que vimos desfilar por el “prime time” de Canal 11 luego del cierre de Combate. Batalla de Talentos, Guerreros, Contámelo todo e incluso Intrusos no pudieron colaborar con el horario vespertino-nocturno. Estos seis meses son una “garantía” de retomar el camino de la estabilidad.
Sobre el formato. El programa existe básicamente por la cultura del fútbol, esa cultura exógena a la cancha. Los ejes del programa son la polémica, historia y pulso diario desde la discusión. El análisis queda para otros programas, mientras que el tono desenfadado e informal hace de la propuesta algo diferente a otros paneles basados únicamente en el análisis. La discusión y juegos funcionan.
La informalidad se ha ido convirtiendo en el estilo. Es agradable ver que muchos de los errores históricos de producción de Repretel en otros de sus espacios (alteraciones del lenguaje audiovisual como ese zoom salvaje que entra y sale repetidamente) quedan en el pasado. Si la informalidad es parte del estilo y no parte de la escritura del lenguaje audiovisual, es un acierto.
El aporte de los exjugadores es importante, varía el conjunto y lo hace interesante. La mezcla de periodistas y jugadores en un programa que no es de análisis resulta provechosa, más cuando estos participan en concursos, se les ve en facetas poco regulares, no son invitados o relleno, se construyen como personajes.
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Existen secciones que en esta última parte de su vida de producto parecen ser el clásico relleno. Por ejemplo, la cápsula con locutores de EXA o la visita a lugares turísticos no se relacionan con la promesa del programa.
La informalidad cobra caro. Si bien ser informal es su carta de presentación, también trae problemas. Falta mano dura que limite las “confianzas” de la camarilla de amigos que se forma en set. Por ejemplo, la producción debe organizar y controlar los juegos. Recurrentemente hay errores en respuestas y las mecánicas. Muchas veces los concursos quedan a medias y eso se debe a la extensión a mansalva de algunos espacios y el pobre manejo de los tiempos. Esto es un lugar común de Repretel.
Los saludos son el combustible del programa, lo hacen popular. Esto es positivo para la vinculación de la audiencia, aunque el ansia de saludar al público particular se torna sumamente invasivo e impertinente, al punto de insistir en hacerlo sin micrófono abierto. Un espacio creado para esto sería más organizado. Existe un abuso informal del uso del teléfono y constantemente se ven personas divagando en el teléfono al aire. Esta vinculación con los medios sociales sin duda es deseable, pero denota un desorden que debe controlarse.
Fuera de los errores usuales de Repretel, el espacio parece haber encontrado su narrativa y la audiencia responde. Es curioso como todos los días existe gran participación de la audiencia. Esto lleva a una pregunta: ¿Es esto a causa de sus particularidades o es debido a que la oferta de ese momento? Sin restar mérito, pues el programa sí se presenta como algo diferente en la parrilla, es interesante pensarlo. Este formato tiene aspectos entretenidos, muchos aportados por los exjugadores y su rivalidad con los periodistas, no es el clásico programa de deportes y a menos que usted no le guste el tema del fútbol, es posible que encuentre algo de gusto en verlo. Puede aprovechar algunos momentos de la noche y sacar sus propias conclusiones.