Cuando Sylvie Durán Salvatierra llegó al Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ) fue como viceministra, nombrada temporalmente para resolver la crisis del fallido Festival Internacional de las Artes 2015, el primer gran escándalo de la presidencia Solís.
Pero Durán se quedó los tres años siguientes y, de manera inédita, continúa en el cargo en la administración de Carlos Alvarado. El 27 de abril, La Nación solicitó una entrevista para evaluar su gestión, antes de saberse que seguiría. Se concedió finalmente hasta el 20 de julio, casi tres meses después.
Tal retraso subraya una de las principales críticas a su gestión: el silencio y la falta de comunicación, no solo con la prensa, sino con el sector cultural.
Otras críticas señalan la poca claridad en políticas para sectores específicos –el gremio literario, las artes visuales y los trabajadores de bandas musicales, por ejemplo– y con el retraso en el inicio de proyectos de infraestructura que siguen sin poner su “primera piedra”, aunque fueron anunciados para fines de la administración pasada (la Cinemateca Nacional, el auditorio del Centro Nacional de la Música y la remodelación del Teatro Nacional, entre otros).
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Por otra parte, la conversación de más de una hora también sirvió para destacar los que considera sus logros. En primer lugar, coloca la revisión institucional para alinear el MCJ en función del Plan Nacional de Derechos Culturales (del 2014; el proyecto de Ley General de Derechos Culturales fue archivada el 28 de junio).
Durán agrega la descentralización de la actividad del MCJ mediante el fortalecimiento de Puntos de Cultura de la Dirección de Cultura (con fondos para organizaciones comunitarias), el programa Érase una vez.. del Teatro Nacional, que ha coordinado esfuerzos para llevar a estudiantes de escuela y colegio a funciones al recinto.
Añade la formación para emprendimiento del sector artesanal y el Fondo El Fauno para financiar producción audiovisual, impulsado por el viceministro Max Valverde mediante el Centro de Cine.
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Este es un resumen de la conversación, que duró más de una hora; se agregarán comentarios de Durán sobre temas específicos en posteriores publicaciones sobre programas del MCJ.
En los últimos meses, también se criticaron dos puntos específicos: la cancelación del Costa Rica Festival Internacional de Cine de este año y la ausencia de un país invitado, por tercer año consecutivo, para la Feria del Libro.
¿Por qué decide aceptar la continuidad? ¿Qué la motivó?
Bueno, sencillamente el pedido de don Carlos. Nuestro presidente es una persona que respeto y admiro mucho, con la que me siento muy afín en términos de la visión y el espíritu con el que quiere llevar la gestión. Hay una serie de procesos del MCJ que están en curso y que creemos como equipo que podemos apuntalarlos, y aprovechar la circunstancia; hemos entrado sin haber pasado por el primer periodo, con unas definiciones ya hechas, y en cambio ahora, podemos participar más claramente de todo el encuadre. Eso también es un plus. Realmente una curva de aprendizaje o de reacomodo, aun repitiendo, es un tiempo muy valioso si no se prolonga mucho. Uno de los grandes desafíos del MCJ, y eso lo sabe todo el mundo, es que esa estructura es muy difícil de gerenciar y articular porque es muy atomizada siendo uno de los ministerios más chiquitos. Conocer bien el ministerio le da a uno la posibilidad de acompañar mejor las cosas. No es en cualquier circunstancia que uno puede conocer el ministerio en todo su alcance. (...). Nos pareció que todavía podíamos aportar como equipo a este proceso de mejoramiento institucional y fortalecimiento de la política.
¿Usted va a estar durante los cuatro años de la gestión o solo va a estar durante un tracto?
Bueno, la parte principal ahorita es todo el proceso de formulación del Plan Nacional de Desarrollo y de ir instalando lo que ya tenemos, un esfuerzo muy sostenido de articulación interinstitucional durante los últimos tres años. Quisiera acompañar en tanto sea necesario para que el MCJ construya la red de relaciones que le permita escalar y ganar en impacto, tanto a lo interno como a lo externo.
”Nosotros tenemos un gran esfuerzo de tarea, como entidad, pero no siempre hacemos todas las conexiones que lo potenciarían mucho más. El país está en un proceso de mejora institucional, a nivel territorial y de administración central, que es un gran espacio de oportunidad. Quiero acompañar eso, en tanto instale esta idea de cultura y desarrollo, de la transversalidad de la cultura”.
(...) Pienso que hemos tenido una cultura muy autoral, muy vinculada a las personas, y que hay que hacer una apuesta muy fuerte a lo institucional. Voy a estar en tanto sienta que sea útil a ese proceso de fortalecimiento de una política de estado".
¿Cuáles son los grandes proyectos concretos y medibles que impulsó y logró durante la gestión pasada?
Bueno, en realidad trabajamos alrededor de la política, no solo de proyectos. (...) Digamos, todo el tema de desconcentración y descentralización, eso es fundamental, no es un proyecto, es una vuelta de timón.
”Empieza con una decisión tomada cuando yo llegué, que es que a todas las instituciones se les pide trabajar en cantones prioritarios. Se genera un aprendizaje institucional en que todo el MCJse le pide salir de la GAM. Ahí Puntos de Cultura es fundamental, la diferencia que marca tener un fondo como ese es evidente, implica dejar de mirar como que el Estado va y hace, sino que acredita que en la comunidad hay actores activos que son la fuerza viva de la cultura en el territorio. (...).
”Hicimos todo un proceso de depuración de la política, para poder realmente usarla como elemento de alineamiento de todo el ministerio. (...). Particularmente, nos echamos para atrás a todos los procesos de planificación, y encontrar entre esos planes y lo que está haciendo el INDER, dónde podíamos tipificar el territorio de manera que pudiéramos identificar más claramente las oportunidades de Cultura. Ese es un proceso que nunca se había hecho, tener un enfoque territorial para cultura (...).
”El proyecto Érase una vez con el MEP en el Teatro Nacional (...) es el primer programa que tenemos que atiende a 47.000 chicos en una alianza que (...) ahora pretendemos que se amplíe al territorio pero además ampliar a museos.
”El proyecto El Fauno, toda la propuesta que se ha ido articulando alrededor del sector audiovisual, acompañada de lo que se ha hecho en diseño y artesanía, y que queremos ahora que haya claridad en esos sectores, precisar en artes escénicas, mundo editorial y del libro. Tenemos políticas de acceso y promoción de las artes, pero también de profesionalización y su capacidad emprendedora, porque por la población creativa, que no se parece en nada a la de los años 70, no podemos aspirar a que todo esté en manos (del MCJ)”.
Una de las grandes críticas del sector cultural ha sido la poca claridad en los logros tangibles del ministerio. Los sectores reclaman poca visibilidad de cuáles son los logros. ¿Por qué cree que han tenido poca visibilidad?
Creo que hay matizar un poquito cuando se dice cuál es la visión de los sectores, porque creo que hay voces diversas. En el sector comunitario, con Puntos de Cultura y tal, es un proceso que lleva la Dirección de la Cultura...
Me llama la atención porque (la Directora de Cultura) fue una de las poquísimas jerarcas que fue separada, que usted le pidió que se retirara.
Hay un encuadre que creo que no es apropiado, y es que no es un castigo cerrar un ciclo. Fresia Camacho hizo un excelente trabajo y cerró haciendo un proceso supergeneroso con la colega que entra y que propusimos en términos de cuáles son los desafíos que vienen en términos de cuáles son los desafíos que vienen (...). La valoración que hago para generar el equipo actual tiene que ver con cuál es el mejor equipo de trabajo, la mejor fuerza de tarea y gerencial para tomar esas oportunidades. La toma de decisiones no tiene que ver solo con personas, sino con un equipo.
(... El año pasado), la Sinfónica Nacional, la Compañía Nacional de Danza y otras instituciones tuvieron que suspender o modficar sus programas de giras del 2017 por falta de presupuesto.
Eso pasó solo en el año anterior que hubo un recorte a medio año para poder llegar a final de año. Las intenciones se hacen en el marco de los recursos que tiene la institucionalidad. Todos los objetivos en Plan Nacional de Desarrollo (PND) se cumplieron. Que hubo que hacer esfuerzos para hacerlo de manera más austera es correcto. El tema es que no están todavía encadenadas y al servicio del proceso local del modo que realmente aún a ser más significativas, porque eso no estaba en la pauta inicial.
El caso es que igual las comunidades no recibieron las giras, las visitas (...). ¿Podemos vislumbrar un esfuerzo concreto por la descentralización en ese sentido tomando en cuenta que instituciones no hicieron giras por falta de presupuesto y que un programa del MCJ (Enamorate de tu ciudad) se suspendió por completo sin mayor aviso?
Sí dimos servicios desconcentrados de forma muy significativa. Si usted ve los mapas de los últimos cuatro años, donde estamos, donde fueron servicios de una serie de instituciones. Efectivamente el último año (no) y eso está claro para todo el mundo (...). Hasta que no tengamos reforma fiscal, seríamos unos irresponsables si decidimos que no lleguemos a diciembre por no entender que las instituciones necesitan ese recorte.
”El PND se cumplió con ese matiz en ese momento, pero también justamente es que tenemos que tener una estrategia territorial porque además puedo hacer muchas visitas, (pero) si eso no tiene un contexto que no sea nada más llegué, me fui y jamás volví, ¿realmente estamos impactando en un sentido que valga la pena? Si no construimos con eso un mundo de relaciones a nivel local que pueda aprovechar ese elemento que llega, estamos haciendo check check check (a objetivos de instituciones) sin lograr lo que queremos, que es que se amplíe el alcance de lo que hace el MCJ.
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Enamorate de tu ciudad, por ejemplo, ¿por qué se suspendió?
Por un lado, porque con la condición presupuestaria no se podían atender los programas del mismo modo (...). El modelo con el que se hacía y toda la concentración de inversión en San José...
No era inversión en San José, sino en diferentes comunidades.
Lo hicimos así y el modelo que había no tenía una estructura suficiente para ir a las comunidades.
O sea que el MCJ acometió un proyecto sin saber si era viable.
No. Fue la primera vez que sale, se contrata una producción y hubo problemas de ejecución porque no había una metodología clara de ejecución suficiente. Se acompañó, como se hizo en Cartago y Paraíso, se valoró. Hicimos una inversión al año siguiente en festivales regionales, y fortalecimos, como nos parece más apropiado, la iniciativa local (...).
Con prensa, ha evitado las entrevistas en persona y teléfono y ha preferido responder por correo. Esta misma entrevista se aplazó casi tres meses. Esta misma entrevista (se pidió) como evaluación de la gestión anterior, no de esta. ¿Por qué?
Porque no más entrando hubo una gran eclosión de conversaciones, de debates y demás, que generalmente tienen que ver con qué se va a hacer. La entrada a una nueva administración genera una cantidad de trabajo muy importante pero además un esfuerzo de alineamiento con las intenciones de una nueva administración justamente. Es a mediados de agosto que vamos a salir a conversar sobre los grandes ejes, a recibir retroalimentación, pero también a (decir) aquí llegamos, este es el marco de oportunidades y estos son los objetivos.
¿Cuáles van a ser objetivos concretos del MCJ de cara al Plan Nacional de Desarrollo?
Bueno, vamos a seguir en este proceso de desconcentración y descentralización con una plataforma de alianzas que nos permita estrategias sostenibles. Hemos creado una lógica de territorios culturales creativos y productivos para definir condiciones de oportunidad, resiliencia y sostenibilidad por los distintos contextos, y ahí tener claramente identificados quiénes son nuestros socios institucionales y de fuerzas vivas para generar procesos que no sean solo puntuales. Hay una propuesta de consolidar esta propuesta de emprendimientos.
Las elecciones evidenciaron el abandono de distintas zonas del país, y es clara la carencia de programas e infaestructura cultural suficientes, según los reclamos de la misma ciudadanía. ¿Qué está haciendo el MCJ por atender estas necesidades fuera de la GAM?
Esto es parte de toda la gestión que estamos haciendo de alianzas con otros, tanto en Alajuelita como Cariari… Hay que encontrar una estrategia interinstitucional para avanzar no solo en infraestructura sino en gestión posterior. De todas maneras, cabe decir que el proyecto de Centros Cívicos acaba de dotar de seis nuevas infraestructuras al país. Mi idea sería que debemos dejar un plan de construcción de infraestructura, pero no para el corto plazo, sino para unos quince años. Todo ese tinglado de infraestructura, incluyendo la que hay en el sistema educativo, debe ser puesto en valor y en uso.
Muchos jerarcas me han mencionado la disconformidad con la falta de claridad de objetivos del ministerio, con la falta de apertura al diálogo. ¿Cuál es su respuesta a ese cuestionamiento?
Tendrías que decirme de dónde viene (ese comentario) porque eso no corresponde a la comunicación que he tenido con ellos.
Concretamente, en términos de proyectos, ¿cuáles va a trabajar esta administración?
Vamos a trabajar en la articulación de estrategias culturales, en la desconcentración y el acceso. Vamos a trabajar en el tema de datos. Vamos a seguir trabajando en el alineamiento institucional. Toda la infraestructura son proyectos que han madurado. De lo que nosotros recibimos ahora hay un plan de infraestructura limpio y claro, hay avances sustantivos. Mejorar los modelos de gestión es un trabajo que no es solo para Centros Cívicos, sino para Casas de la Cultura y bibliotecas (...). Cerramos con un proceso que vamos a retomar que es el análisis de las alianzas público-privadas.
¿Y qué garantiza que los proyectos anunciados que no empezaron a construirse se harán?
Que está la plata, que está el proyecto ya diseñado (...).
¿Qué opina el sector cultural sobre la gestión de Durán?
Adrián Figueroa conocía, por su experiencia como director del espacio artístico Gráfica Génesis, muchas de las necesidades que el sector dancístico requería. En el 2014, el bailarín fue nombrado director de la Compañía Nacional de Danza y asegura que la gestión de Durán evocó por un mapeo de actividades culturales para que el público conociera qué se hace desde el ministerio.
“Doña Sylvie entró en una coyuntura importante e hizo un gran sondeo de la actividad artística. El asunto es que, según mi percepción, se está respondiendo, como todas las otras entidades, a necesidades país y no necesariamente a necesidades del sector artístico porque hay lineamiento claros en torno a mantener la austeridad. Francamente es difícil pensar que se logre hacer todo lo que se necesita”, señala Figueroa.
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Marta Ávila, directora de la escuela de danza de la Universidad Nacional y crítica de La Nación, afirma que, desde que se olvidaron las políticas de Estado benefactor, el modelo de danza se estancó.
“No hay una visión de fortalecer una institución representativa del país como la Compañía (Nacional de Danza). Veo con mucha preocupación que una compañía que nació con 20 plazas, ahorita tiene poquitas. Los bailarines tienen que buscar contratos por servicio, deben pagar seguros… No hay una política clara de desarrollo de la danza. Hay que revisar porque no podemos tener a la danza en una situación precaria”, señala la crítica.
Ávila acota que una de las intenciones positivas del ministerio, que a su criterio no ha dado frutos, es la descentralización de la danza. “Es urgente hacer un circuito de producción dancística porque bailar en el Teatro Nacional o en el Teatro de la Danza es carísimo. Hay que promover otros espacios”, añade.
Por su parte, Henry Bastos, gestor que ha dirigido el proyecto GAM Cultural, asegura que el ministerio optó por rediseñar las estructuras de trabajo artístico con el propósito de abrir otros espacios a largo plazo.
“Sylvie era gestora independiente y tenía muy claro las necesidades. Ella optó por hacer un trabajo muy importante pero menos ‘fotogénico’: depurar las estructuras ministeriales y reestructuras. Hemos venido pasando de un modelo de ministerio escenográfico, dador de espectáculos grandes, a tener una gestión que va más hacia propiciar sinergia entre sectores del mismo ministerio y otras instituciones como el Ministerio de Economía, Comercio y otros. Los resultados de esta elección verán frutos dentro de ocho o diez años”, apunta Bastos.
Karen Clachar, directora de la galería Artflow, asegura que el ministerio ha tenido buenas intenciones en potenciar la actividad artística del país, y que el estancamiento ocurrido no es solo responsabilidad de la ministra.
“Hay una intención buena, pero muchos factores a lo interno no permiten salirnos del pensamiento local y no se lo atribuyo necesariamente al ministerio, sino al propio sistema en que estamos inmersos y a la forma de pensar de muchos funcionarios. La distribución de presupuestos debería revisarse, tanto dentro de las instituciones como los asignados a las diferentes actividades que se gestan desde el propio ministerio”, señala Klachar.
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“Se debe revisar con lupa la asignación de los recursos y además propiciar el respaldo de los gobiernos locales, ya que nunca hay presupuestos para seguridad, mantenimiento y propuestas significativas. Hay casos en que los museos prácticamente se mantienen cerrados o están inactivos por falta de apoyo. Se debe continuar profesionalizando la gestión”, añade.
Con respecto a la continuación de proyectos, el escritor Rodrigo Soto es uno de los más críticos de la gestión de Durán. El literato destaca el rescate del Festival Internacional de las Artes, pero asegura encontrar una gran incertidumbre respecto al rumbo del ministerio.
“Se cerró el área de talleres del Colegio de Costa Rica, el espacio Carmen Naranjo, la Editorial Costa Rica está a la deriva… En general hay mucha insatisfacción. Con la Política Nacional de Derechos Culturales nada se ha avanzado, Puntos de cultura para la descentralización avanzó un poquito, pero fue totalmente insuficiente. El campanazo que representa la última elección presidencial en cuanto a la división del país en dos realidades culturales tan diferentes como lo revelaron las votaciones tiene que ser una señal de alarma absoluta para las autoridades”, afirma Soto.
Carlos Francisco Echeverría, quien ejerció el puesto de ministro de Cultura, Juventud y Deportes de 1986 a 1990, comparte la opinión de Rodrigo Soto, sobre todo en términos de política cultural.
“Lo primero que debo decir es que estoy poco informado de lo que ha hecho el ministerio, pero eso mismo es un dato. A mí como exministro y persona interesada en las artes, no he tenido en tiempos recientes nada que me llame particularmente la atención de lo que ha estado haciendo el ministerio. Puedo pecar de injusto, pero hemos desembocado en una política cultural orientada a eventos para entretener al público, pero sin un propósito de construcción cultural. Además, todo está ocurriendo en San José, tan siquiera se puede hablar de actividad en el Valle Central”, afirma Echeverría.
Para el exministro, los problemas en el sector no solo se derivan de la gestión, sino también ante la ausencia de una educación artística.
“Es absurdo el divorcio entre el Ministerio de Educación Pública y el Ministerio de Cultura. No solo hay que formar artistas, sino también público. Muy pocas veces se unen esfuerzos”, acota.
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Reacción con la prensa cultural
La ministra Durán ha tenido una estrategia de comunicación reservada con los medios de comunicación.
En los últimos meses, el ministerio ha evitado dar entrevistas en persona y por teléfono. En el caso de La Nación, tres periodistas diferentes le solicitaron una cita desde el cambio de administración.
La primera aparición de la ministra sucedió después de una publicación que consignó la falta de respuesta y la única entrevista personal en este período sucedió casi tres meses después de la solicitud.
Para Doriam Díaz, editora del suplemento Áncora, la ministra ha mantenido una actitud atípica incluso en comparación con otros ministerios.
“La comunicación no ha sido frontal e incluso sus respuestas aparecen después del tiempo permitido por ley. Eso provoca poca claridad para saber los rumbos que toma el ministerio y hay una necesidad imperante de saber qué sucederá con proyectos puntuales”, afirma la comunicadora.
En el caso de Ana Beatriz Fernández, periodista de cultura de Semanario Universidad, la situación no ha sido diferente. Según la redactora, existe una tensión a la hora de comunicar los asuntos ministeriales.
“Hay un hermetismo, se siente todo muy controlado, hay mucho trámite para llegar a la fuente, hay un control excesivo… La narrativa es dar a parecer una transparencia, pero en el ejercicio de la profesión no siento que estén las puertas abiertas”, asegura la periodista.