Recordemos que el viernes 5 de octubre de 2012, de manera inédita, Juan Manuel Fernández Montoya conocido como el Farruquito, vino a estrenar a Costa Rica, acompañado de Karine Amaya su montaje Abolengo, una propuesta coreográfica en la que participó Antonio Canales y el mismo bailaor, de corte austero pero intensa.
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Seis años después, y con una trayectoria internacional significativa, vuelvo a presenciar su trabajo en el espectáculo denominado Farruquito. Creado a partir de material muy personal -porque participa como músico, coreógrafo y bailaor-, se basa en la improvisación para llegar a la esencia del baile flamenco. Para esto Farruquito viene en compañía de una familia artística en la que el cante, la música y percusión son parte fundamental de la obra que muestra algunos palos flamencos como: Soleá, Soleá por bulerías, Seguirilla alegría, Taranto zapateado y Sevillanas.
Al inicio del espectáculo, nos recordó que es heredero de un legado artístico que viene de su abuelo Farruco, quien le enseñó a bolar sin moverse, exigiéndole ser el mejor; hijo del cantaor El Moreno y de la bailaora conocida como Farruca, que desde que lo parió lo puso en un escenario. A sus 36 años y casi de tres décadas de actividad artística, Farruquito nos ofreció una entretenida y emocionante velada que fue en creciendo.
Para la puesta en escena, Felix Vázquez fue el creador de la acertada iluminación que de manera ingeniosa permitió teñir de intensos colores un paño de la cámara negra, con lo que brindó diferentes ambientes sin necesidad de muchos recursos escenográficos. Solo una mesa, dos sillas, bastones y un sombrero fueron suficiente para remitirnos a míticos lugares de la cultura gitana.
Farruquito va de lo singular a lo complejo, dando espacio a la articulación de la danza, el gesto, el desgarrado cante y las diversas instrumentaciones que le permite escenificar pequeños cuadros alusivos a lo cotidiano, donde está presente la naturaleza, el amor, la tragedia y el placer de vivir en una gran comunidad.
En esta obra es muy fuerte la presencia masculina que se equilibra con la voz y el cuerpo de la mujer. También predomina la combinación de lo ancestral y el tratamiento contemporáneo de la disciplina.
Es así como el bailor desciende de las sombras para estar presente ya sin ningún afán de impresionar con desplantes técnicos y con mayor aplomo escénico.
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Junto a Barullo y Polito ejecutó varios segmentos a dúo y trío en los que jugaron mostrando su destreza corporal interpretativa. De igual modo, Gemma Moneo demostró distintas cualidades de movimiento tanto en su sensual intervención con bata de cola como en el dúo con Farruquito, en el que pudieron bailar al romance, la conquista y la pasión.
Tras hora y media de presentación, a teatro lleno, los doce artistas involucrados fueron reconocidos por un excelente trabajo mediante un fuerte aplauso de pie y taconeó.
Farruquito y compañía
Coreografía y composición musical: Juan Manuel Fernández Montoya
Cante: Encarna Anillo, Antonio Villar, Mari Vizarraga
Bailaores: Gemma Moneo, Juan Antonio Fernández Montoya, Antonio Moreno Fernández
Músicos: Yeray Cortés, Melchor Borja, Juan Parrilla, Pavo Vega
Fecha: miércoles 10 de octubre, 8 p. m.
Lugar: Teatro Nacional