Este año, la producción de la Compañía Lírica Nacional (CLN) fue Don Giovanni, ópera de Wolfgang Amadeus Mozart que se presentó del 22 al 31 de julio en el Teatro Melico Salazar.
Con la buena sensación que dejaron los artistas costarricenses en los roles protagónicos, pero con la escasa asistencia del público al teatro, el director de la CLN, José Manuel Aguilar, manifestó sus impresiones sobre la ópera, la definición de repertorio y el futuro de las producciones anuales operísticas en el país.
–¿Cuán satisfecho queda con el montaje que realizó la Compañía Lírica Nacional (CLN) este año?
–Muy satisfecho. Es una producción que se empezó a gestar hace nueve meses y se dio oportunidad a cantantes costarricenses. De hecho, todo el elenco iba a ser conformado por costarricenses, pero surgió una circunstancia sobre la marcha y se incorporó a David Echeverría. Todos llegaron bien al primer ensayo escénico. Hay que recordar que se han esforzado, Ivette (Ortiz) tiene un doctorado, María Rudín que debutó este año con la compañía viene llegando de Alemania, David Astorga está en Tenerife, Sofía (Corrales) en Inglaterra… Son cantantes con mucha preparación.
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–Esta producción costó ¢70 millones por parte del Estado, pero esa cifra no incluye patrocinios ¿Cuánto fue el costo total de la ópera?
–Esa cifra que usted dice.
–Pero eso lo aporta el Estado únicamente…
–Es que no tuvimos grandes patrocinios económicos. No fue posible. Prácticamente todo lo asumió. Tuvimos el aporte de Anderson Foundation, pero los aportes de empresas privadas no fueron significativos. Cuesta que participen así que el presupuesto es de ¢70 millones.
–¿Está contemplado la inversión para los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional?
–No, no está contemplado. Estoy hablando de costos de producción.
–¿Cuántas personas asistieron a la temporada completa de Don Giovanni?
–No tengo el dato porque apenas terminamos anoche (martes). Eso lo tiene la boletería. No tengo datos finiquitados. No sabría cuándo tener los datos porque no he hablado con ellos (la boletería).
–¿Pero a su parecer sí faltó para tener una buena asistencia?
–¿A cuáles funciones?
–A las funciones de la temporada. En muchos casos, las personas compraban entradas para el tercer piso, terminaron en luneta y no se abría ni la galería ni el tercer piso…
–Sí, bueno. Esas son estrategias de cómo se va comportando un espectáculo. Uno desearía que la sala se llene. Eso no siempre es posible. También depende de qué es mucho y qué es poco. Digamos, sí se ha tenido una tendencia de que se toma una función que fue la primera, pero las funciones restantes tuvieron una asistencia bastante importante. Entonces, si hablamos de asistencia, hay que considerar factores.
"Nosotros hicimos gestión: tuvimos presencia en redes sociales, tuvimos un banner casi un mes en la fachada del teatro, un spot en canal 7, publicidad en radio, un boca a boca, la portada en la revista GAM, presencia en Facebook, tuvimos comunicados de prensa desde noviembre, varios reportajes, invitamos a la prensa que generalmente no asiste…, en otras oportunidades La Nación nos dio la portada de Viva y página y media interna, este año si acaso nos dieron como media página en el suplemento. Eso afecta.
–Usted comenta de invitaciones a prensa. ¿Cuáles fueron?
–Se invitó a los ensayos musicales. Se envió un comunicado y pocos medios participaron.
–Lo comento porque no hubo conferencia de prensa ni gira con medios.
–No hubo conferencia porque hemos determinado que la conferencia no hace mayor diferencia. El año pasado la hicimos y llegaron tres medios. Muchas veces sus colegas piden comunicado de prensa y ya.
–Regresando al tema: ¿considera que fue baja la asistencia del público?
–No, no considero que fue baja. No, señor.
–¿Le genera alguna preocupación que, el día del estreno, el teatro estaba a medio llenar?
–No, señor. No me preocupa. Los estrenos por lo general son así. No necesariamente los estrenos van a tener teatro lleno. Por eso depende qué significa que haya mucho o poco público. El público se fue acercando conforme pasaron los días y ayudó mucho el boca a boca. Si bien es cierto, para algunos el estreno fue frío, eso mejoró.
–No le genera preocupación, pero ¿considera que la asistencia del estreno fue baja?
–O sea, no me preocupa. Me ocupa eventualmente para proyectar otras estrategias. Esto no pasa por ser ópera, todo el sector está viéndose afectado por una baja asistencia por parte de frialdad del público. Hay una situación económica difícil en el país y se notó con el concierto de Joshua Bell, con Chicago (obra de Luciérnaga Producciones que presentó su segunda temporada este año en el Melico Salazar) y conciertos de la Sinfónica Nacional. El hecho de poner un espectáculo de altísimo nivel no implica llenazo.
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–Desde La Traviata existe una preocupación por la disminución en el público que visita la ópera anual de la compañía. ¿Cuáles son las debilidades en las que la Compañía Lírica Nacional puede trabajar para atender esta problemática?
–Para considerar un tema de asistencia o ver que se puede hacer, hay muchas variables que se pueden tomar. Está la crisis económica del país, el precio de boletos que a pesar de que los bajamos, afecta. Hay otro tema que es el lugar en que se presenta Algunos prefieren el Melico, otros el Teatro Nacional. También el título operístico puede afectar, la época del año, la salida a vacaciones… Son cosas a considerar en el futuro.
–¿Cómo está incidiendo la compañía en que la población joven se involucre con la ópera?
–Es todo un tema. Nosotros desde que asumimos en abril del año pasado hemos generado espacios, realizado recitales gratuitos en nuestro edificio, hemos proyectado óperas nuestras y de otras compañías del mundo.... A principio de julio tuvimos a Sherill Milnes en una clase con 20 cantantes nacionales y abierto al público. No tenemos mediciones pero podemos ver la sala y vemos gente joven, interesada y asombrada.
–¿Considera que se necesita una formación de público para las actividades musicales? ¿Qué hace falta para esta formación?
–Lo que pasa es que tiene que considerar al sector cultura. Todo el Estado se ha visto afectado por la reducción de presupuesto y nos limita realizar acciones pertinentes para salir de capital y trascender a otros sectores. Hay que trabajar con las uñas y necesitamos a la prensa para trascender. El ministerio también tomó la decisión de realizar únicamente publicidad digital en redes sociales dado lo oneroso de un anuncio en un periódico.
–Durante los últimos años, se ha tachado a la compañía como conservadora y se ha optado por títulos populares. ¿Por qué la compañía no se arriesga más en términos de repertorio?
–Es un tema interesante. El año pasado heredé La Traviata, que fue definida tres meses antes de mi ingreso. Yo lo hubiera cambiado. Este año hicimos Don Giovanni porque, en 38 años, solo se han interpretado dos óperas de Mozart: Don Giovanni en 1987 y Cosí fan Tutte en el 2009. Eso significa que es un título que pudiera decirse tradicional pero en Costa Rica no es tradicional.
“Sí me gustaría dar un nuevo respiro. Un reto es hacer titulos que no se hayan hecho. No es posible que en Costa Rica no se hayan hecho obras que no se hayan estrenado hace 200 años”.
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–¿Cree posible, en el corto plazo, que la Compañía Lírica Nacional pueda montar obras contemporáneas?
–Es todo un tema también. Habría que analizar cuáles obras contemporaneas. Hay mucha ópera contemporánea, tipo Richard Strauss con Salomé y Elektra. El asunto es que se necesitan cantantes específicas para elegir un título así que primero me tengo que fijar en lo que hay en Costa Rica para ver si me sirve para tal título, sino tendría que traer cantantes de afuera.
–¿Entonces hay una vocación por ver hacia dentro del país?
–Son mecanismos para plantear un proyecto. Puede que para el otro año tengamos un invitado. Nada es malo. En el caso de Don Giovanni, era perfecto para artistas nacionales.
–También está el caso de la constante ausencia de obras escritas por mujeres. ¿Cuál es su opinión al respecto?
–El tema es que habría que hacer un estudio, una investigación de repertorio existente. Analizar ópera de compositoras contemporáneas, de las cuales no conocemos.
–¿Tiene contemplado hacer este estudio?
–En realidad no. Repito: no me parece que sea un tema de discusión montar óperas de mujeres o no. No es un tema de género, sino de accesibilidad a títulos que sean factibles de producir.
–¿Cuál es la perspectiva a mediano y largo plazo de una compañía que tiene pocos empleados y solo puede hacer una producción anual?
–La perspectiva es que tenemos una condición económica bastante difícil. No solo yo me he visto golpeado sino la Sinfónica Nacional, el Coro Sinfónico Nacional, El Instituto Nacional de la Música, los museos… Todos nos hemos visto afectados. La perspectiva es seguir trabajando con pasión y sacrificio. No hemos pensado en retraernos o cerrar o fusionarnos a otras cosas.
–¿Cuál es la capacidad productiva de la compañía ante esa circunstancia?
–Lo que nos permite el presupuesto. Yo tengo que ver qué hago para dar una producción de alta calidad. Si quiero hacer una veladita de escuela, puedo hacer algo de mediana o baja calidad, pero no es lo que quiero. Todo responderá a temas presupuestarios. Me someteré a lo que diga el presupuesto para estirar el dinero.
–Algunas personas han discutido que convendría no tener una sola producción de ópera al año, sino al menos dos aunque se trabaje con el mismo presupuesto. ¿Cuál es su opinión al respecto?
–Es muy complicado. Quienes dicen eso no han tenido la oportunidad de afrontar la producción con los costos actuales. Hacer galas es muy fácil, pero producciones no, porque involucran escenografía, vestuario, preparación…
“Lo ideal sería hacer más producciones, pero no solo responde a algo económico sino también de espacio. Los teatros solo nos asignan un período del año, la orquesta solo nos asigna tres semanas de su programación al año para producir... Aunque tenga plata tendría que buscar otra orquesta y otro teatro. El mundo ideal es que tengamos una casa de ópera como el Teatro Colón, o Bellas Artes o La Scala, que tenga las características de primer mundo porque los teatros son los que producen la ópera. Tiene un elenco estable, directores, orquesta, talleres de escenografía, hacen el espectáculo en su teatro... Para poder producir la ópera hay que armar un rompecabezas. Queremos ser cosas que no podemos ser”.