El rostro de Ernesto Lobito Fonseca desnudó este sábado por la noche el agradecimiento y la alegría que experimentaba en su interior.
Ni un solo momento el deportista, de 37 años, dejaba de agitar sus manos saludando al masivo público que presenciaba in situ el Festival de la Luz.
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Tampoco él se daba chance para desdibujar su enorme sonrisa que, posiblemente, iluminaba más su alma que las miles de luces que lo cubrían por los cuatro costados a metros de distancia.
Desde el cajón de un lujoso Toyota Hilux, Lobito Fonseca solo experimentaba la gratitud de vivir y sentir en carne propia el mérito de ser reconocido por miles como un ejemplo a seguir, como una figura inspiradora y como un agente de cambio.
El deportista fue designado por la Municipalidad de San José como mariscal de la vigésimo tercera edición del Festival de la Luz. Ese honor no solo le permitió ser acogido por las miles de personas que se aglomeraron en las orillas del paseo Colón y la avenida segunda para presenciar la actividad, sino que también le dio licencia para enviar un mensaje de lucha y de triunfo.
“Mi mensaje es que debemos tratar de ser mejores cada día, debemos aprender de los errores y de que las cosas que no hemos hecho bien, tratar de corregirlas con el amanecer. Mi mensaje es que debemos cambiar ese espíritu conformista, en eso deberíamos preocuparnos en practicar, para tener todos un mejor entorno. Si todos ponemos un poquito de arena, tendríamos a una Costa Rica mejor”, comentó a Viva.
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Sus palabras las salpicaba con la misma felicidad que mostró el deportista cuando el 29 de noviembre el alcalde de San José, Johnny Araya, le entregó la estrella de mariscal del desfile navideño.
“Esto es un gran honor, un gran placer y un gran privilegio porque es representar y transmitir todos esos sentimientos positivos a las generaciones que vienen y eso me produce sentirme honrado”, manifestó varios minutos después de iniciar el recorrido del Festival de la Luz.
El reconocimiento hacia el deportista venía de todas las direcciones. Había gritos y aplausos, ovaciones que lo reconocían como uno de los principales exponentes de Costa Rica en el motocross internacional y como un atleta activo que sigue dejando en alto el nombre de Costa Rica desde otras tricheras.
Considera que la gran acogida que experimentó durante el Festival de la Luz provino de una entrevista que concedió al programa Las paredes oyen, de canal 7, en donde abordó desde el accidente que sufrió el 7 de marzo del 2006 cuando entrenaba supercross en su pista ubicada en Anaheim, California y que lo dejó cuadrapléjico, hasta su deseo de lucha por la vida.
“Ha habido acontecimientos durante el año que la gente entiende y se identifica porque quizá han pasado por esos momentos difíciles y complicados. La entrevista con Las paredes oyen le llegó a mucha gente que conoció la historia de Ernesto Fonseca, el motocrossista”, aseveró.
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Con la emoción a flor de piel, el expiloto de motocross comentó que ese reconocimiento de su gente llegaba en una etapa intermedia de su carrera, puesto que a mediados de abril del 2015, él anunció su regreso al deporte competitivo, esta vez como atleta y triatlonista.
“Tengo cuatro años de estar practicando este deporte, que lo hago porque me encanta y lo disfruto, y ya se van viendo los frutos de tanto entrenamiento y esfuerzo”, reiteró Fonseca, quien hasta el momento es el único latinoamericano con un título de supercross, y el primero en ser contratado por un equipo oficial de fábrica, la escudería Honda.
Lobito tildó el 2018 como una “gran año” y destacó que el cariño ofrecido por la audiencia lo recibía con el corazón y lo guardaría en su mente para siempre, donde acumula los reconocimientos más trascendentales de su vida personal y profesional.
“Lo que siento es indescriptible, pero honrante”, terminó el laureado mariscal.