El director emérito de la Orquesta Sinfónica Nacional Gerald Brown, falleció este domingo en Arizona, debido a una neumonía.
Así lo confirmó el músico Guillermo Madriz, quien fue director del Centro Nacional de la Música. Brown falleció mientras se encontraba acompañado de su esposa, Patricia Brown.
Nacido en 1942 en Arizona, Estados Unidos, Brown empezó las clases de música desde los 5 años y luego se formó en la prestigiosa Escuela Julliard de Nueva York. Se unió a los cuerpos de paz poco después de su creación en 1961 y así viajó a Suramérica a dar clases de música.
Brown fue parte de una transformación decisiva para la Orquesta Sinfónica Nacional. En 1971 asumió como director de la orquesta y la consolidó como una institución que no solo se dedicaba a interpretar repertorios sino a formar nuevos talentos de la música clásica.
En sus años de retiro, regresó a Costa Rica en el 2012 y 2015 a dar conciertos con la Orquesta Sinfónica Nacional.
Transformación en la música
“Gerald Brown es una especie de milagro que nos cayó del cielo”, expresó Guido Sáenz en el 2015 para el documental 3/4 de siglo, cuando la OSN cumplió 75 años.
En 1970, Brown tenía 29 años y era director de la OSN de La Paz (Bolivia). Para ese entonces la Orquesta Sinfónica Nacional no tenía el pretigio, ni el millaje que tiene ahora.
Es fácil comprenderlo: no tenía los talentos que ahora la componen. Brown fue una pieza clave para encontrarlos.
En una visita de 48 horas por Costa Rica, Gerald Brown contactó al agregado cultural de la embajada de Estados Unidos para saber si había una persona del sector cultural y musical que valiera la pena conocer. Guido Sáenz fue el nombre que escuchó al otro lado del teléfono y la embajda logro ponerlos en contacto.
Almorzaron juntos y conversaron sobre la posibilidad de combinar esfuerzos en la sinfónica con el fin de que hubiera intérpretes de calidad que también funcionaran como maestros para una nueva generación.
Semanas después, Brown regresó a San José para una reunión que incluyó no solo al ministro Sáenz, sino también al entonces presidente, José Figueres Ferrer.
La llegada de Brown fue polémica, porque implicó despedir a 32 músicos de la OSN y la llegada de 18 extranjeros. La noción de que una orquesta nacional tuviera tal influencia externa era ofensivo para algunos.
Fue un 7 de octubre de 1971 el primer día en que Brown tomó la batuta con la OSN, y la polémica no se hizo esperar. Afuera del Teatro Nacional hubo reclamos de músicos despedidos; al ingresar la orquesta cayeron panfletos con las protestas de los artistas nacionales.
Pero Brown agitó su batuta y desde las primera notas del himno nacional y luego, de la obertura de La italiana en Argelia, el público supo que tenía una nueva orquesta en frente. No era solo una orquesta diferente, era una orquesta que marcaría la diferencia.
“En mi caso gracias a la formación que recibí del maestro Brown pude viajar por el mundo llevando el nombre de Costa Rica”, afirmó Guillermo Madriz, director ejecutivo del Centro Cultural Costarricense Norteamericano y quien se encuentra de viaje en Argentina.
El 27 de febrero del 2015, en el marco de los 75 años de la OSN, la institución nombró a Brown director emérito. Esa misma noche, en el Teatro Nacional, volvió a dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional.
De nuevo agitó su batuta para escuchar la obertura de La italiana en Argelia y lo hizo con la misma batuta que había usado 44 años antes, en su primera noche como director de la Sinfónica de Costa Rica.
“Ya tuve que haberla tirado hace años, pero no pude”, confesó esa tarde con la desteñida batuta en sus manos.
Consolidada la nacional, el siguiente objetivo de Brown fue encargarse del programa juvenil, que se inauguró en 1972. Brown fue director de la orquesta hasta 1980.
De Costa Rica, Brown partió a dar clases de música en distintas partes de Suramérica e incluso en Arizona, su estado de origen.