Jarabe de Palo conquistó a los miles de ticos que acudieron a Parque Viva, se vendieron más de 6.000 boletos. El ambiente fue inigualable ayer en la Guácima de Alajuela con un clima apto para disfrutar de la composición del prodigioso Pau Donés junto la Orquesta Filarmónica.
El chivo fue la excusa perfecta para presentar el disco que contiene el material de las tres presentaciones que dio Donés junto a la Filarmónica, en diciembre del año pasado.
A Pau no le importó el cáncer de colón, al que combate desde el 2015, y salió con la misma energía con la que nos tiene acostumbrados, desde el 1999 cuando se presentó por primera vez en Costa Rica en el desaparecido Planet Mall.
Un Donés un poco más arrugado y muchas delgado cantó consciente de su propia mortalidad, esa misma, que la hace apreciar de manera infinitamente todas las veces que despierta y sus pulmones aún exhalan aire.
El concierto arrancó a las 8:22 p. m., pese al leve retraso, el público no se inmutó y más bien recibió al catalán con una lluvia de aplausos y reverencias. Todos suspiraron cuando vieron entrar al cantante.
Vestido con un saco, un jeans y unas zapatillas, el fundador de Jarabe de Palo ingresó al Anfiteatro Coca-Cola entonando los primeros versos de la canción Agua.
El español estuvo acuerpado por los músicos dirigidos por el maestro Marvin Araya. Al terminar Agua, el repertorio continuó con la canción Duerme conmigo.
Hay que detenerse en el trabajo de Paul Rubenstein, el encargado de los arreglos musicales para este concierto. El tico capturó la esencia de las piezas hechas por Jarabe de Palo.
Posteriormente, el maestro de orquesta tomó un minuto para agradecer la presencia del público y de paso elogiar la trayectoria de 30 años del vocalista.
“Que bonita noche para la música. Por favor démosle un aplauso a Pau. Es una persona con una enorme calidad humana. Es un honor que esté con nosotros esta noche, como estuvo hace unos ocho meses en el Teatro Melico Salazar”, enfatizó Araya.
Al instante Donés tomó el micrófono para interpelar al público. El español agradeció la oportunidad y enfatizó que este puede ser el último concierto de él en América, por lo menos en mucho tiempo.
“Este año es el último año de Jarabe. Nos hacemos mayores y tenemos ganas de rascarnos la panza. Me he dado cuenta que este concierto será el último que voy a hacer en América, al menos por un buen tiempo”, advirtió el español.
Semanas atrás Donés le confesó al diario El País de España que se daría un descanso de los escenarios. La agenda del español solo tendrá espacio disponible para el el surf y para pasar los días junto a su hija, Sara. En fin, dedicarse a hacer eso que tanto predica en sus canciones: Vivir.
LEA MÁS: Crítica de música: Jarabe de Palo, más que bonito, muy bien hecho
“Como músico es una oportunidad que nunca más voy a tener. Es una fuente de inspiración tremenda. Una gotita de agua que cayó de Costa Rica a España.
”Y pues nada, compusimos, nos juntamos, presentamos un concierto y grabamos un disco”, explicó el relajado y agradecido español.
Sin más charla,la presentación continuó con una ráfaga de las canciones como Déjame Vivir, No te duermas, Frío, Completo incompleto, Tiempo y Dos días en la vida. En esta última pieza, un cover de Celia Cruz, sin pensarlo dos veces Donés mostró que no solo tiene talento con la música, sino en el baile.
Antes de irse al descanso. Araya aprovechó para presentar las canciones del disco. Cuando el maestro mencionó La Flaca, el público enloqueció y los del escenario correspondieron.
El catalán regresó y contó de sus noches de bohemia en la Habana, cuando era un joven que se desvivía en carne y alma por una delgada cubana, llamada Alsoris Guzmán, quien hipnotizaba a todos los hombres con un coordinado movimiento de caderas. En la vida volvió a ver una mujer igual así.
– Maestro que tengo un problema, exclamó Pau a Marvin cuando ya la canción había arrancado.
– ¿Qué pasó?, le preguntó el director de la orquesta
– Que se me olvidó la letra.
–Ah que tirada, pues bueno. Que la canten ellos que si se la saben.
Donés aprovechó su canción insignia para poner al público a cantar, mientras él corría y saltaba por el escenario. No hay fuerza ni mal que pueda arrebatarle la sonrisa a este español.
Tras el intermedio, el público aprevechó para rehidratarse y agregar el disco de Jarabe de Palo con la Filarmónica. Se vendieron cientos. Todos querían llevarse estas noches de bohemia de vuelta a casa.