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Este fue el primer show en que Nieto interpretó material en vivo de sus últimos dos discos. Fotografía: María José Howell (María José Howell)
La cantidad de álbumes de guitarristas costarricenses de rock todavía se puede contar con los dedos de las manos. Los lanzamientos con este nivel de especificidad se mantienen reducidos quizá porque no son tantos los instrumentistas locales que se atreven a componer material en función de su “herramienta” musical, mientras que, en el contexto local, grabar un trabajo así, de nicho, también implica un reto comercial.
Richie Nieto es conocido especialmente por quienes recuerdan con nostalgia a la banda Índigo, que existió en la segunda mitad de los años 90. Su material original dista bastante de aquel que grabó con su exbanda.
El concierto en Teatro Espressivo fue el primero en el que compartió este material en directo, centrado en sus dos últimos álbumes: An Odd Magnet for the Peculiar (2017) y Faith in Ephemera, que salió este año. Son dos trabajos centrados en la exploración de melodías desde la guitarra eléctrica, transitando entre el rock pesado y el rock progresivo.
Presenta riffs y frases con un enganche efectivo para la memoria, pero, más allá de eso, se disfrutan porque son propuestas bien hiladas, en temas que incluyen progresiones lógicas y que dejan espacios para las sorpresas armónicas. Las composiciones tienen momentos explosivos donde hay espacio para los solos veloces.
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Si uno quisiera encontrarle similitudes con guitarristas de renombre mundial, quizá encuentre referencias en Joe Satriani, Kiko Loureiro y en parte del trabajo de Marty Friedman.
El sonido de la presentación fue nítido, gracias a la labor de Eri Román y a la evidente atención de los músicos en tarima con respecto al sonido propio en cada una de sus labores.
La compañía que Nieto buscó para su show solista “debut” incluyó a su excompañero en Índigo, Chalo Trejos, un bajista completo que conoce bien su espacio en las partituras y se muestra como un socio sólido y solidario.
El segundo guitarrista fue el inglés Padraig Boggins, quien vino al país con Nieto en función de este concierto. Se nota una buena química entre ambos, mientras que su labor se mantiene en un segundo plano, meramente como acompañante, a veces tomando el riff principal mientras la guitarra líder emprende un viaje en solos alargados que retoman el motivo inicial un rato después.
En la batería fue realmente destacable la labor de Horacio París, un músico deslumbrante detrás de los tarros, capaz de asumir con consistencia los cambios rítmicos que las piezas demandaban, pero además sorprendente en su espacio para hacer un extendido performance en solitario.
El cuarteto, en términos generales fue bastante preciso en la interpretación y mostró buena dinámica en conjunto. La presentación quizá pecó un poco de fría, un riesgo que se corre con este tipo de música.
Como impresión final, queda igual el disfrute de un material original de alto calibre y la noción de que el costarricense Richie Nieto le aporta con gran nivel a la discografía universal de la guitarra eléctrica. Su contribución vale la pena en estudio y, a partir de ahora, también en vivo.
EL CONCIERTO
ARTISTA: Richie Nieto
FECHA: 11 de noviembre
Lugar: Teatro Espressivo