“Brillar intensamente y desaparecer”, ese es el destino de muchas bandas de rock en Costa Rica según el documental Queremos tanto a Bruno.
El largometraje fue dirigido por Ernesto Jara Vargas, quien había codirigido ya el documental El Codo del Diablo (2014), sobre un crimen político ocurrido en 1948.
Queremos tanto a Bruno utiliza como hilo conductor la historia de la banda Bruno Porter para explicar la precariedad con la que se trabaja en la escena de rock alternativo local. El vuelo de Bruno Porter, trío de rock experimental, se extendió desde 1991, cuando sus miembros estaban en el colegio, hasta 1998, cuando las responsabilidades y circunstancias de la adultez opacaron sus sueños de vivir de la música.
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Las escenas del documental muestran la historia de una banda considerada de culto en el medio artístico del país; su caída y sus retos tienen similitudes a las de cientos de bandas nacionales que han desaparecido por falta de plataformas, recursos y canales que impulsen sus propuestas.
Ernesto Jara viaja a Londres, donde Mauricio Pauly (vocalista y bajista) y Gabriel Montagné (guitarrista), miembros del grupo, viven y revisitan sus recuerdos de la época.
Sin embargo, las cámaras de La Pecera (con dirección de fotografía de Pablo Cambronero) le dan mayor protagonismo a los conciertos que ocurren todavía en el país. Gracias al material de archivo, el documental muestra cómo el ambiente de los conciertos actuales no es tan distinto al de las viejas presentaciones de Bruno Porter en la Calle de la Amargura, en bares pequeños de San José o en patios prestados.
El paralelo va más allá: las posibilidades de crecer de las bandas tampoco son tan diferentes.
Este documental fue impulsado por el programa de financiamiento y difusión de DocTV Latinoamérica, que, para su sexta edición, buscó historias de música en cada uno de los 17 países latinoamericanos que integran su red.
Queremos tanto a Bruno tuvo su premier en agosto, en una función privada, y posteriormente se presentó en la televisión de cada uno de los países participantes. Ahora, este viernes 21 de diciembre tendrá una función en la Sala Garbo, en San José, con la posibilidad de que la escena musical –y cualquier interesado– lo pueda ver en familia.
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La función será a las 8 p. m. y los boletos costarán ¢5.000. Las entradas se pueden comprar por medio de publitickets.com. Al finalizar la proyección, habrá un concierto con el grupo de rock Cabeza de Vinil.