A sus 75 años, Roger Waters tiene el ímpetu y la intrepidez de las personas que no tienen nada que perder. En un concierto cualquiera, le dice cerdo a Donald Trump, neonazi al presidente Vladimir Putin o bien al candidato brasileño Jair Bolsonaro.
Algunos quisieran que no fuera así, que fuera más como David Gilmour y se concentrara en tocar las canciones que todos quieren oír: Wish You Were Here, Money, Another Brick in the Wall. Pero Waters no tiene intenciones de cambiar.
“Digo algo ligeramente político todas las noches”, dijo a su audiencia en Copenhague, capital de Dinamarca, a inicios de agosto. “Si hay alguien en este recinto que cree que esa es una mala idea, y que yo solo debería tocar las canciones y callarme, con respeto al resto... ¡JÓDASE!”, gritó.
El público lo recibió con aplausos y el músico británico sonrió. Su gira Us + Them ya ha recorrido unos 147 lugares en donde sus mensajes políticos están en sus canciones y todo lo que las rodea.
Un cerdo gigante ha sobrevolado sus conciertos con mensajes políticos durante las últimas cuatro décadas (desde que fue parte de Pink Floyd hasta sus conciertos en solitario). Ese mismo cerdo fue el que le anunció a los ticos, un 9 de abril, que Waters vendría.
En los casi siete meses que han pasado desde entonces el músico británico ha vendido 40.000 entradas para su concierto en el Estadio Nacional, 27.000 de las cuales se vendieron en el primer día de preventa.
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Se había anunciado que el show ya estaba vendido, pero la producción pidió permiso para mover el escenario hacia atrás para colocar más asientos. El “sí” del equipo de Waters significó que el 24 de noviembre en el Estadio Nacional, se vivirá uno de los conciertos pagados más multitudinarios en el país (aún hay boletos en etciket.cr).
A menos de un mes de la cita, el público puede estar seguro de que los esfuerzos para conseguir entradas y la espera –tener el boleto guardado desde mayo– valdrán la pena.
Grande. De Roger Waters hay que saber poco, porque es mucho. Nació en Inglaterra un 6 de setiembre de 1943 y quedó huérfano de padre cuando tenía apenas cinco meses de nacido.
La Segunda Guerra Mundial sacudía Europa y su padre, que manejaba ambulancias y era parte del ejército británico, falleció en la guerra.
Crecer con el peso de la guerra llevó a Waters a ser –a los 15 años– el líder de la Campaña para el Desarme Nuclear en Cambridge. Estudiando arquitectura conoció a Nick Mason y Richard Wright (fallecido en el 2008), con quienes formaría Pink Floyd y vendería 250 millones de discos en todo el mundo.
Los otros miembros del grupo fueron Syd Barrett (quien dejó el grupo en 1967 y murió en el 2006) y David Gilmour, con quien Waters mantiene una relación cordial, pero distante.
Waters se separó del grupo en 1985 con la intención de que Pink Floyd dejara de existir si él no estaba presente.
Después de una batalla legal, la Navidad de 1987, él, Mason y Gilmour llegaron a un acuerdo y Waters pudo quedarse con el concepto del muro desarrollado para el álbum The Wall y con el cerdo inflable.
Esos han sido los símbolos que ha mantenido durante su carrera como solista y los que ha utilizado una y otra vez para criticar a los que abusan del poder, para pedir respuestas sobre el hambre, los desaparecidos y las injusticias.
Pero Waters no utiliza el enfoque de Bono, cantante de la banda U2, que se basa en la empatía o en hacer sentir a la gente que estos problemas pueden ser superados escuchando las canciones correctas.
Waters señala en su espectáculo a las figuras en el poder que él cree son culpables inmediatos y las ridiculiza constantemente. Entre canciones, él le recalca al público sus ideas.
En su gira Us + Them la cantidad de veces que aparece Donald Trump (sea vestido como neonazi o desnudo) es constante. Por eso el presentador de CNN Michael Smerconish le preguntó ¿Hay alguna línea que no cruzaría?
“Jamás sería violento, mi protesta no es violenta”, respondió Waters el año pasado.
Smerconish lo confrontó: varias personas se habían levantado de sus conciertos por sus mensajes y le preguntó: ¿es importante para usted que sus fans a) entiendan el mensaje y b) estén de acuerdo con ello?
“No me sorprendió (que alguien se fuera de mi show). Me sorprendió que escucharan mis canciones durante 50 años y no entendieran el mensaje detrás de ellas”, expresó.
Diseño. Para esbozar los escenarios y toda la experiencia de la gira Roger Waters contrató a Jeremy Lloyd, hombre detrás de las colosales escenografías de U2 y The Rolling Stones.
Lloyd tiene 25 años de experiencia y su primer trabajo con Waters fue para The Wall Live, la gira de tres años que Waters le dedicó a su álbum The Wall (1979).
El despliegue monumental incluía video mappings, títeres y un muro gigante que se construía durante el espectáculo y recaudó $459 millones, un récord para un solista.
Para la gira Us + Them, Roger Waters y Jeremy Lloyd se inspiraron en el arte del disco Animals, publicado por Pink Floyd en 1977 y basado en Rebelión en la granja (Animal Farm), la novela satírica de George Orwell.
El álbum tiene en su portada un cerdo y la Estación de Energía Battersea (una edificación en Londres), los cuales son recreados durante el espectáculo.
“Todos estos conceptos llegan de Roger y su director creativo, Sean Evans. Ellos tienen muchas conversaciones respecto a las ideas, y vienen a mí para ver cómo llevarlas a cabo.
”Para el caso de la estación de de Battersea, se me ocurrió la idea de usar unas chimeneas inflables, para darle escala y, a partir de eso, delinear la forma. Hicimos a Battersea mucho más larga de lo que es, ya que en realidad es cuadrada”, le dijo Lloyd a la revista Culto, de Chile.
El diseñador adelantó que cuando se eleva esta estación es el segmento más cargado de comentarios políticos de todo el espectáculo.
La pantalla en la que se ven las consignas mide 72 metros de largo y el escenario tendrá 28 metros de altura, dimensiones que ya de por sí rompen récords nacionales y mundiales.
Además de Animals y The Wall, Waters interpreta canciones de los álbumes clásicos de Pink Floyd, Wish You Were Here y Dark Side of the Moon, así como de su último álbum como solista, Is This The Life We Really Want? en el que cuestiona el estado actual del mundo.
El concierto estará lleno de lujos, pero no para el artista, sino para los espectadores. Habrá un sonido envolvente potenciado por 230 parlantes, más de 300 luces y, por supuesto, las voces de 40.000 personas coreando los mismos clásicos.
“Cuando el tipo vea el lugar, y experimente el público, va a quedar como loco”, dijo el productor Andrés Guanipa, de Move Concerts, la empresa encargada del concierto.
Él subraya que en el mundo no hay una producción tan grande como la que traerán y que lo único más grande que podría venir al país serían los Rolling Stones.
“El de Roger Waters será un concierto histórico, será el nuevo Derechos Humanos... va a ser el concierto que cambie todo ”, finalizó el productor.
Aún quedan boletos. No se lo pierda. Tras un acomodo de la tarima, la producción liberó en agosto más boletos para que usted pueda asistir a esta cita histórica. Puede conseguirlos en la zona numerada en el piso del Estadio Nacional, como en Animals, con un precio de ¢86.250; Wish You Were Here, por ¢74.750 y atrás de WYWH, estará la zona Dark Side of the Moon, al precio de ¢55.200. También hay disponibles en balcón o platea, por ¢69.000; sombra, a ¢51.750; y gramilla (¢28.750). Las entradas se pueden comprar en el sitio etciket.cr, llamando al 2295-9400 o en puntos Servimás autorizados.