Wesley Vargas puede darse por satisfecho: cuatro semanas como parte de Dancing with the Stars lo hicieron un nombre medianamente conocido ante el público costarricense, suficiente para dejar de ser identificado solo como “el señor mayor que baila en El Chinamo”.
Sin ninguna sorpresa, Vargas se convirtió en el primer expulsado de la quinta temporada del programa de baile de Teletica. La noche del domingo 30 de setiembre, don Wesley fue el desfavorecido ante los ojos de los jueces, quienes debieron escoger entre cuatro de las parejas menos agraciadas en la pista de ballroom. Si bien la dupla del administrador hotelero y la coreógrafa mexicana Jahzeel Acevedo siempre estuvo en la parte baja de la tabla en las semanas previas, su designación también se entiende por razones prácticas: Vargas es la figura menos mediática entre los concursantes, y su prematura salida no suma o resta drama a la competencia.
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Lo que sí resultó sorpresivo fue la ausencia entre los sentenciados del locutor y comediante Gustavo Pelaez, cuyo desempeño en la pista ha sido de los más criticados. La producción anunció ayer que por primera vez en la historia de la franquicia tica del programa se sometería al duelo de expulsión a cuatro parejas sentenciadas, lo cual hizo aún más incomprensible que Pelaez estuviese entre los salvados, aún cuando se ubicó en las últimas casillas en la tabla acumulada tras cuatro presentaciones. Esto nos recuerda que al final DWTS es tanto una competencia de popularidad como de baile, y que el voto del público siempre es determinante, aunque no por eso justo.
Si bien Wesley fue el “favorecido” con la expulsión, los otros nominados están igual de urgidos de una mejora, pues es previsible que algunos volverán a ser candidatos a salir el próximo domingo. El actor Pablo Rodríguez, la boxeadora Yokasta Valle y la modista Amanda Moncada no han contado con el beneplácito de los jueces en sus calificaciones y en vista del alto nivel de otros competidores, colarse en la parta alta de la tabla pinta utópico.
En el liderato, la tendencia está marcada y a menos que se presente una lesión o imprevisto, es casi seguro que la final se disputará entre mujeres presentadoras de televisión. Sin ninguna sorpresa, las favoritas Viviana Calderón y Johanna Solano han sido dueñas de las mejores calificaciones, junto con Keyla Sánchez, quien sin estar entre las apuestas iniciales reclamó pronto un espacio entre las candidaturas serias. Incluir este año a tres competidoras tan fuertes ayudaría a que finalmente se rompa la racha de triunfadores varones (Alex Costa en el 2014, Renzo Rímolo en el 2015, Daniel Vargas en el 2016 y Víctor Carvajal en el 2017).
Apuntes sueltos:
- Si bien se da por entendido que los coreógrafos están en un rol secundario con respecto a las estrellas, el caso de Michael Rubí es digno de atención. Dueño de un carisma innegable, el actual compañero de baile de Keyla Sánchez destaca en el programa incluso por encima de algunos de los participantes (en buena teoría) más famosos. Rubí siempre se ha lucido no solo por favorecer que sus parejas brillen (inolvidable su química con la chef Doris Goldewicht), sino por ser partícipe activo de sus historias. No sería raro que en un futuro lo veamos incursionando en otros oficios televisivos, pues talento le sobra.
- La arriesgada apuesta de incluir al exdiputado Óscar López parece estar pagando réditos, tanto para Teletica como para el político. López salió en abril de su segundo paso por la Asamble Legislativa con una imagen deteriorada y una nube de cuestionamientos sobre sus posiciones ideológicas. Sabedor de que está lejos de ser santo de devoción para muchos, López ha sabido reencausar con el programa la atención hacia su discapacidad visual y su discurso en favor de la población con discapacidad, justo como cuando logró más de una década atrás que un partido independiente originado en los barrios de sur josefinos se catapultara en el escenario legislativo, incluso para poner a uno de los suyos en la presidencia del Congreso. López difícilmente avanzará hasta las finales de Dancing pero pareciera que una parte del público está haciendo las paces con él, y esos exorcismos en política valen oro.
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- Es curioso el esfuerzo por desmarcar a Johanna Solano de su linaje televisivo y de concursos de belleza. A la Miss Costa Rica 2011 se le insiste en identificársele como triatlonista, aún cuando el público la conoce por su trabajo frente a las cámaras (todavía está fresco su paso por la Revista Mundialista, de Teletica). Sabemos que el triatlón es un deporte que Solano se toma muy en serio pero no como para siempre buscar asociarla con una disciplina donde no es sujeto de noticias (sería igual de extraño presentar a Pablo Rodríguez como surfista en vez de actor, o a Jecsinior Jara como caballista en lugar de cantante).
- La historia de don Wesley da para más, sin duda. Es casi previsible que espacios como De boca en boca y El chinamo le sacarán más millaje al carismático señor, y no sería raro que sus eventuales relaciones sentimentales terminen como material de horario estelar (en su mensaje de despedida fue claro en el deseo de encontrar una nueva compañera).
- El próximo domingo será la esperada gala de temática infantil. En vista de que muchos de los participantes tienen hijos pequeños, es seguro que será una edición emotiva.