Ser el líder de una organización criminal, que se especializa en los asesinatos por encargo, trae consigo una sola garantía: morir en mano de los enemigos. Para Roberto Ávila, convertirse en el Señor de Señores fue sellar su sentencia a muerte, en un camino que lo ha llevado a ir perdiendo a poco a poco su humanidad y, con ello, su necesidad de liberarse de todos esos demonios personales que lo acechan.
La cuarta y última temporada de la serie Sr. Ávila, que se transmite los domingos por el canal HBO, a las 8 p. m., hará del televidente un inseparable compañero de este asesino a sueldo en su búsqueda de venganza. A lo largo de los 10 episodios que forman parte de esta entrega, el protagonista de esta historia estará dispuesto a todo por encontrar su libertad y saldar las cuentas con todo aquél que se interponga en su objetivo.
Desde su primera temporada, el público ha conocido a Ávila, un hombre de clase media, vendedor de seguros de vida, esposo y padre, que oculta una doble vida, y que no es muy distinta a la de cualquier otro ciudadano de una gran ciudad. Sin embargo, levantar esta fachada de normalidad no ha sido tarea fácil, por lo que mantenerla resultó una tarea casi titánica.
Escrita por los argentinos Walter y Marcelo Slavich, con la producción ejecutiva de Luis F. Peraza, Roberto Ríos y Paul Drago y bajo la dirección de Fernando Rovzar, la serie se ha posicionado en los primeros lugares de audiencia en la región, lo que la ha llevado a obtener distintos reconocimientos, entre ellos un Emmy Internacional (2017).
En una entrevista exclusiva con Viva, los protagonistas de este drama, Tony Dalton (Roberto Ávila) y Michel Brown (Molina), aseguraron que la historia no dejará ningún cabo suelto y, contrario a lo que se podría esperar, sus personajes se unirán para acabar con los 12 apóstoles, una organización criminal que solo le ha traído muerte, engaños y sufrimiento a sus vidas.
Buscando el perdón.
Para Tony Dalton, el final de la serie permite que el público descubra esa parte más humana de Ávila, esa misma que ha intentado mantener oculta desde su nombramiento como el Señor de Señores. Si bien, esto lo ha llevado al límite en sus emociones, al cierre de la historia espera salvarse y vencer todos los demonios personales con los que debe lidiar.
– La tercera temporada del Sr. Ávila resultó ser más arriesgada, tanto en los giros de la trama como en la parte visual, siendo mucho más cruda que las dos primeras entregas. ¿Qué decidieron hacer distinto para el final?
– Creo que las dos primeras temporadas se trataban de mostrar el ascenso de Ávila dentro de esta organización criminal, de descubrir lo que estaba dispuesto a ceder por llegar al poder y mantenerse en él. A partir de la tercera temporada, el público comenzó a descubrir ciertos rastros de humanidad en este asesino a sueldo, que fue capaz de perderlo todo y, sin ese miedo de que nada lo ate, es que precisamente va tras la búsqueda de su libertad. El final de esta historia no puede ser otro que la búsqueda de libertad por parte de Ávila y esa necesidad de venganza hacia todos aquellos que le hayan “robado” algo de su vida.
– De hecho, en los primeros capítulos de esta cuarta temporada se puede ver a un protagonista mucho más expuesto, que no teme mostrar sus emociones ante sus enemigos.
– Exacto. Ya Ávila no tiene nada que perder, todo le fue arrebatado una vez que asumió su puesto como el Señor de Señores en esta organización criminal. A este punto de su vida, ya no hay nada que lo ate a ser más comedido en sus acciones, le asesinaron a su hijo y mató a su esposa, así que siente que ya no tiene ninguna razón para vivir más que su lucha por ser libre. En estos capítulos se encontrará cara a cara con sus demonios internos y, por primera vez, no temerá en reconocerlos y batallar con ellos.
– La acción era parte esencial de las tres primeras temporadas, pero en estos primeros episodios se pueden ver momentos casi que idílicos de Ávila. ¿Por qué este cambio tan radical?
– A lo largo de los 10 episodios de esta cuarta temporada, Ávila vivirá distintos momentos que lo muestran como una persona vulnerable, que no podrá controlar sus emociones. Habrá momentos en los que se le verá recordando lo que representa el amor en su vida, tanto el de pareja como padre, pero, en otros lo podremos ver jugándose el todo por el todo en sus ansias de libertad. Quizás ya no se centre tanto en la acción de los asesinatos, sino en descubrir lo que perdió en el camino por ejecutar cada uno de esos encargos. Esta fue una temporada donde jugamos a despedirnos a lo grande del Señor Ávila.
– ¿Esperaba despedirse del personaje de esta forma?
– En las primeras tres temporadas, todo lo que le sucedía a Ávila era como consecuencia de la misma historia, por lo que podría decirse que era una víctima de todo lo que estaba pasando. Bajo esta premisa es que no había ningún tipo de fuego en sus ojos, porque no se permitía que eso sucediera, porque era simplemente un títere y, justamente en esta cuarta temporada, que siento que es la superior a todas las demás, rompemos tanto con eso. Creo que, de alguna forma, Ávila se sale tanto de la vía del tren y se aparta de todo eso, tomando las riendas de su vida, que, por lo tanto su decisión es la que da pie a la historia de estos nuevos capítulos.
– Además de su vulnerabilidad, ¿qué otros aspectos de Ávila saldrán a la luz?
– Ese fuego en sus ojos que muchos dábamos por perdidos en esta historia. Lo veremos luchar contra todo aquello que se le impuso por ser el Señor de Señores de la organización. Ya su vida no será la consecuencia de las decisiones que otros tomaron por él, sino que todo lo que viva de ahora en adelante será el resultado de sus propias acciones, por lo que el costo será muchísimo más alto. Este es un Roberto Ávila distinto, que grita, llora, se enoja y que está al borde del precipicio.
– Precisamente, en esta parte de la historia parece que hay algo que lo hace cuestionarse el seguir manteniéndose con vida o no. ¿Qué está dispuesto a pagar por ello?
– Esta es la primera vez que logras ver al Señor de Señores, porque tiene algo que perder y es algo que quiere. Antes no sabía muy bien qué era lo quería, pero ya lo tiene claro y es su libertad. Si bien es cierto, Ávila es un sociópata, no pudo acostumbrarse a esa vida de matar por matar y de que sea reconocido por ello, por lo que ya no quiere estar allí. En esta lucha eterna con la muerte se da cuenta que su “sueño” no es liderar a este grupo de criminales, sino que sueña con tener una historia completamente diferente y no tan enfocada en su trabajo.
– De hecho, en los capítulos de las otras temporadas se centraban mucho en la ejecución de esos asesinatos, pero, en este final están buscando que eso quede en un segundo plano.
– Sí, es así. En esta cuarta temporada ya no veremos a Ávila cumpliendo con los trabajos que le son contratados, sino que veremos una historia completamente nueva y distinta. En estos 10 capítulos la historia girará en torno hacia dónde va él como protagonista, sus acciones y esa capacidad que tendrá de manipular a todos los que lo rodean y ya no ser tanto una víctima. Sabíamos que esto iba a pasar, que tendríamos un abánico de opciones para lo que sería la nueva vida del personaje, porque tenía que explotar y este era el momento perfecto para hacerlo.
– El público busca historias cada vez más reales, con personajes con los que pueda identificarse y, contrario a lo que podría esperarse, hay una parte de la audiencia que ha logrado hacerlo con Ávila. ¿Cuál considera que es la razón de esto?
– Porque ser un asesino es solo su trabajo y lo vemos lidiar con los problemas cotidianos que tenemos todos. Sí, no vamos a negar que la muerte es parte de su día a día, pero esto le llega a pasar la factura indudablemente. Sin embargo, ha tenido que vivir situaciones extremas como la pérdida de su hijo, el desamor por parte de su esposa y la envidia de sus compañeros de trabajo. ¿Quién no ha lidiado con situaciones como estas? La diferencia está en que él no ha temido ir al límite en todo aquello que le incomoda.
– Después de recibir un premio Emmy, ¿qué tan fácil fue decirle adiós a esta historia?
– Sabíamos que Sr. Ávila llegaría a su fin con la cuarta temporada. Creo que tuvimos muchísima suerte de comenzar la producción después de celebrar el premio, porque nos dimos la licencia de hacer todo lo que quisimos con este final. Por más contradictorio que parezca, este cierre es para rendirle un tributo a la vida y a esa felicidad que muchos creemos perdida y que nos invade en el momento que menos la esperamos.
Venganza a cuentagotas.
El actor argentino Michel Brown se unió al elenco de Sr. Ávila en la tercera temporada, con una pequeña participación en los últimos episodios de esa edición. Sin embargo, en esta entrega final su personaje de Molina será el aliado perfecto para que Roberto Ávila alcance su sueño más preciado: la oportunidad de ser un hombre nuevo y libre. A ambos los unirá la sed de vengarse de quienes les han robado su humanidad.
– En el estreno de la tercera temporada comentó que solo había tenido 15 días para preparar su personaje. ¿De qué forma se transformó Molina en esta cuarta temporada, al tener un mayor tiempo para crear este perfil psicólogico?
– Desde un principio nos sentamos con Fernando Rovzar para crear el perfil de este personaje, que tiene la particularidad de ser un ángel y demonio a la vez, porque, a simple vista, podría ser el pediatra de tu hijo y te resulta hasta ridículo imaginarlo torturando a otra persona. La realidad es que este es un personaje muy siniestro, así que no hubo mucho tiempo de prepararme, pero lo logré con mi coach Vicky Hernández. y tratamos de descubrir cómo se mueve y se relaciona con los demás.
– Esa dualidad del personaje, que por momentos sera un hombre tan entrañable, pero que en cuestión de segundos disfrute alargar de una muerte de una persona es lo que, para usted, lo hace tan maravilloso de interpretar.
– Por supuesto (ríe). Este hombre es capaz de pasar de la cordura a la locura en cuestión de un segundo. Puedes verlo siendo el hombre más caballeroso con su mujer, dedicado a ella por su enfermedad, pero, de alguna forma llegas a admirarlo por esa particular devoción que le tiene a la muerte. Molina es capaz de alargar la agonía de una vida y disfrutarlo tanto o más que sentarse a tomar un whisky frente a su chimenea, escuchando su disco favorito de música clásica. Y es rarísimo, pero es uno de los pocos personajes que he interpretado que el público quiere, a pesar de su estilo de vida, y me lo expresan en redes sociales.
– ¿Qué tanto cambió Molina desde sus primeras apariciones hasta el rol protagónico de esta cuarta temporada?
– Creo que lo mejor de no haber tenido tanto tiempo para desarrollar el perfil psicológico de Molina es que, cuando viene estructurado como actor a darle vida a este personaje es que te da la posibilidad a que aparezcan cosas nuevas. Aquí, todo lo que aparece en la serie es real, porque fue lo que surgió en el set de grabación una vez que inicié con este proyecto. En esta cuarta temporada el público podrá conocer las verdaderas razones del por qué Molina quiere venganza y su disfrute en la muerte.
– Ser el protagonista de telenovelas con historias mucho más rosas, ¿qué representa Sr. Ávila en su carrera?
– Para mí, esta serie es una especie de obra de arte por sí sola, en todos los sentidos. Desde la fotografía en la que el editor busca tener el mejor plano, hasta el tempo de la música es maravilloso. Para lograr esto, se requiere de tiempo para que las cosas salgan perfectas y, a veces, en la televisión se corre demasiado por el poco tiempo que se tiene. Cuando tenemos de hacer Sr. Ávila, recuerdo que fui a comer con Fernando Rovzar y llegamos a la conclusión de que lo que hicimos esta temporada fue cine y no televisión.
– ¿Cuál cree que sea ese aporte que le deja una serie como esta a la industria de la televisión?
– HBO siempre se ha destacado por ofrecer producciones originales de alta calidad desde hace 15 años. Creo que lo más valioso que puede aportar una serie como Sr. Ávila es ser la prueba más real de que en la región se puede desarrollar historias valiosas, con una calidad que no tiene nada que envidiarle a otros países. Creo que el Emmy es un reconocimiento a ello.
– ¿De qué manera se transformaron sus conceptos de muerte, miedo y valentía al interpretar este personaje?
– La transformación de esos conceptos vino por la parte estética que se desarrolla en la serie. Más allá de la trama que dio vida a este historia, creo que lo más valioso es su puesta en escena y esa capacidad de hacer de la muerte una obra de arte. En esta cuarta temporada no se trata de matar por placer, sino de hacerlo como una forma de tributo para aquellas personas que ya no están en la vida de los protagonistas.